Puesta en escena de Ifigenia por Los Mirmidones.

Puesta en escena de Ifigenia por Los Mirmidones.

Los Mirmidones nació como grupo teatral en el IES Marqués de Lozoya en 2004. Desde su creación, alumnos, exalumnos y profesores del centro llevan el teatro clásico grecolatino por diferentes escenarios. El sábado 7 de noviembre a las 20.30 horas actúan en el Teatro Juan Bravo de la Diputación de Segovia dentro de la XVIII Muestra Provincial. Catorce personas representarán sobre el escenario la venganza de ‘Orestes’. Su director, Ángel Gómez, habla sobre las inquietudes del grupo de cara a la interpretación de una nueva tragedia.

_Los Mirmidones, Orestes, Electra, Menelao… Para quien no os conozca, todos estos nombres les sonarán extraños. ¿Cómo os presentaríais?

No es fácil, por eso entregamos a los espectadores un programa de mano en el que explicamos quién era quién en el proceso histórico legendario que reflejan las obras griegas. En él también hacemos una breve exposición del significado de la obra. El teatro griego gusta inmensamente porque emociona, pero hay que entenderlo.

_Sois el único grupo de la provincia que siempre nos traslada a Grecia, ¿cuesta más hacer una obra de teatro clásica que un texto moderno? ¿Qué dificultades os encontráis a lo largo de los ensayos?

No es fácil escenificar una tragedia o una comedia griega, pero es necesario. Nosotros pretendemos precisamente eso, acercar los valores de la cultura clásica a los espectadores del siglo XXI. No queremos que muera esta cultura, olvidada y maltratada, que es la base en la que hemos crecido con una determinada personalidad mediterránea y europea.

El proceso de adaptación de la comedia es, por eso mismo, muy importante. Si no se entiende, nada significa. La mayor dificultad está en la adaptación, no en la escenificación. Adaptar el texto permaneciendo fiel al texto de los grandes autores clásicos, no es fácil. Creo que somos el único grupo de Castilla y León que trabajamos el teatro grecolatino.

_Después de haber representado ‘Lisístrata’ en el Juan Bravo el año pasado, ahora volvéis con Orestes. Pasáis de la comedia a la tragedia, ¿en qué género os sentís más cómodos?

Bueno, tenemos vivas cuatro tragedias y una comedia. Ambas nos sirven en nuestro objetivo. Teníamos ganas de una comedia después de 8 años haciendo tragedia. ‘Lisístrata’ ha supuesto un éxito sin precedentes; hemos realizado más de 25 representaciones. En apenas un año iremos con ella y con Troyanas al teatro romano de Clunia en el mes de mayo. Pero yo, particularmente, me siento más pleno en la tragedia. No sé si llegaré a poner en escena lo que sueño: Edipo y Antígona.

_‘Orestes’ habla sobre la inutilidad de la venganza como instrumento de justicia; cuando elegís los textos, ¿qué os gusta tener en cuenta?

En primer lugar su posibilidad escénica. Somos aficionados, con pocos medio y no todas las obras son escenificables en estas condiciones. Después, que la obra pueda ser aceptada por el público de cualquier pueblo de Segovia o Castilla y León. Es decir, que sea entendible. Por eso no nos hemos decidido aún, nunca, a escenificar a Esquilo. Es más lejano, menos adaptable, a mi modo de ver.

_Aunque el Teatro Juan Bravo no sea el Teatro Romano de Mérida, ¿qué tiene actuar en el Juan Bravo que no tengan otros escenarios?

Hombre, es la cabeza de la provincia en escenarios, y garantiza, casi, casi, un lleno pleno. Bueno, Los Mirmidones hemos llenado siempre, excepto el primer año en que actuamos. Es un teatro muy coqueto, muy lleno de fraternidad, muy lleno de vida. Es un lujo que no nos gusta perdernos.

_En la Muestra Provincial hay teatro para todos los gustos, ¿cómo valoráis el hecho de que la Diputación dé cabida en la programación del Juan Bravo a los grupos de teatro aficionado de la provincia?

Mucho. Ayuda a mantener la ilusión a los grupos. Actuar en el Juan Bravo significa sentirte importante; por eso mantener la Muestra es fundamental. Además, no olvidemos que el Juan Bravo es un teatro de la provincia, no de la capital. Por eso, ayudar a los provincianos a disfrutar de ese escenario, es fundamental.

Ahora bien, ha habido veces que algunas obras no requerían un mínimo de calidad. No hay que ser exquisitos, pero tampoco en el Juan Bravo deben permitirse escenificaciones chapuceras.