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El rejoneador segoviano Josechu Pérez de Mendoza (centro) durante la charla en el palacio de Pedro I. | Foto: Gabriel Gómez |

El rejoneador segoviano Josechu Pérez de Mendoza sembró de anécdotas y vivencias su intervención en la charla organizada por la Entidad de Promoción y Recreación Deportiva A Caballo. Una actividad que llevaba por título `Cría y doma del caballo español y portugués´ y de ello habló pero a través de su trayectoria.

Recordó como aprendió a montar de la mano de Alois Podhajsky, director de la Escuela Española de Equitación en Viena, Austria, así como ganador de una medalla olímpica en adiestramiento e instructor de equitación. Señaló que se crió en Portugal y fue del rejoneador Portugués Simao Da Veiga de quien aprendió algunas cosas como banderillear a dos manos, algo que como discípulo aventajado evolución hasta hacerlo sin cabezada y controlando al caballo únicamente con las piernas.

Habló del rejoneo actual afirmando que “ahora hay rejoneadores y rejoneadoras que no lo son”. “No se puede ser buen torero a pie o a caballo sin conocer los terrenos del toro”, afirmó al tiempo que defendió su forma de matar las reses como la adecuada” de arriba abajo, hundiendo el rejón en el hoyo de las agujas”.

Pérez describió la suerte que creó, `la de Manuel de Falla´, en la que al son de la Danza del Fuego del compositor gaditano cruzaba la plaza hacia el toro haciendo piruetas. “Las plazas se venían abajo”, aseguró.

Relató como fue el primer rejoneador en salir por la puerta grande en Madrid, plaza a la que acudía cuando llegaban a España visitas ilustres como el Sha de Persia, Grace Kelly o el presidente de Estados Unidos. También fue el primero en cruzar la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza sevillana en 1958, sobre su jaca `Cotufa´ brindó un par de banderillas al Gallo que colocó con maestría y sin cabezada lo que le hizo merecedor de dos orejas. La prensa de la época destacó, según señaló, como un rejoneador segoviano con nombre de pelotari vasco había revolucionado el toreo a caballo.

De los caballos lusitanos habló, y de sus razas, los Ortigao Costa, los Coimbra y los Veiga, estos últimos difíciles de domar, con mucho temperamento pero con gran corazón.

No olvidó sus caballos, que tantos triunfos le dieron, recordó a `Faisán´, regalo de Franco, `Siroco´ y a su jaca `Cotufa´ que fue su favorita, la que más triunfos le dio y a la que más ha querido, afirmó.

“El caballo te tiene que tener cariño, si le pegas a destiempo no te lo perdona jamás”, afirmó señalando que es el animal junto al elefante con más memoria.

En 1961 fue el encargado de inaugurar la Plaza de Toros de Cuéllar, un coso que visitó en otras ocasiones. El aprecio de los cuellaranos lo sintió en 2008 cuando fue designado pregonero de las fiestas de la villa.