| Por Francisco Salamanca | |Fotos: Gabriel Gómez |

Novillos de Yerbabuena, encerrados por la mañana, correctos de presentación, encastados, mansearon los dos primeros, tercero, quinto y sexto, bravos. Primero y cuarto para rejones, correctamente despuntados. Media entrada. Actuaron los forcados “Amadores de Alenquer”, que recibieron el aplauso del público tras tres pegadas a los de rejones.

Joao Télles realiza un toreo a caballo muy básico, con una buena cuadra pero con un guión muy corto, los toros le pegan demasiado y necesita evolucionar. Paró a su primero con dos rejones de castigo y la ayuda de la cuadrilla, se lució en banderillas en dos pares al quiebro de buena ejecución, después la faena fue en declive, sobraron las cortas, porque el toro ya había buscado las tablas, en las que murió al lado de chiqueros tras un rejón bajo y trasero, en el cuarto, el caballero portugués clavó certero y al estribo en los dos primeros pares, otro en falso y de nuevo el abuso de los garapullos, bajonazo indigno y otra oreja. Salió por la puerta grande.

A Rafael Serna, de nazareno y oro con cabos blancos, le toco el manso peligroso del festejo en su debut en la plaza cuellarana, encastado, emplazado, huyendo del caballo, mirón, se colaba, suelto, ¡un regalito! Cinco pinchazos, estocada al paso, dos descabellos y el silencio comprensivo del público. Al quinto, el mejor del encierro, le hizo un quite por chicuelinas ajustadas y media que llegó a los tendidos. Tras sacarlo al tercio por bajo, con gusto, le pega dos series en redondo y dos por naturales con temple y profundidad, circulares, cambios de mano y adornos. Faena larga e importante que malogra con el acero, que hace guardia. Después de varios descabellos y dos avisos, recibe algunos aplausos.

Antonio Catalán “Toñete”, de añil y oro, el sorteo le concedió el mejor lote, con el tercero, un novillo muy encastado que se creció en el caballo estuvo templado y largo en tres series rematadas con el de pecho. Por el pitón izquierdo la embestida es corta y deslucida. Pinchazo sin soltar y pinchazo hondo. Silencio. El sexto recibió dos puyazos traseros que le atemperaron en exceso, a pesar de su fijeza, el novillo cabecea en el encuentro, pero Toñete  poco a poco va logrando sacarle muletazos de buen trazo, el novillo se recupera y el madrileño le puede. Estocada caída, rueda de peones y dos orejas excesivas, salió por la puerta grande.