|Por Pablo Quevedo| (Presentación de la exposición de pintura de diez artistas cuellaranos (9+1). Iglesia de San Francisco)

Estoy convencido de que soy la persona más indicada para presentar esta magnífica exposición organizada con enorme acierto y fortuna por la asociación Encierros de Cuéllar.

Mi pasión por las bellas artes en general y por la pintura en particular, así como mi admiración por los muchos y muy buenos pintores que tiene este oasis artístico del páramo castellano hacen buena mi elección para exaltar el alto nivel de nuestros paisanos artistas y otros valores patrios.

Pero un momento, pensándolo bien, quizás sea la persona menos apropiada para ejercer de maestro de ceremonias en este acto.

No puedo ocultar que voy a ser poco objetivo, ya que me vence mi debilidad con dos de los protagonistas de esta muestra, Alfonso Rey y Pablo Sevillano.

Con Alfonso me une algo más que una amistad. Nos conocemos desde niños, hemos convivido estrechamente durante muchos años de nuestras vidas y hemos compartido centenares de experiencias.

Viví sus primeros pinitos como artista, cuando ya en el colegio hacía borrajetas con un sentido y una calidad que ninguno de los otros niños teníamos. Le he visto crecer tanto en el plano personal como en el artístico, viendo cómo iba evolucionando hasta ser hoy uno de los paradigmas de la pintura de toros y caballos en España.

Con Alfonso Rey he coincidido en nuestra afición al arte de Cúchares, en el que él ha sabido bucear, investigar y profundizar para obtener los frutos que ahora nos muestra, estas magníficas y originales obras en madera y en hierro.

El pasado mes de mayo, en vísperas de la Feria de San Isidro, Alfonso Rey ha sido el protagonista de la exposición de mayor éxito que ha tenido lugar esta temporada en la Sala Antoñete de la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid. También su obra se ha visto en Sevilla, donde lleva colgando con éxito varios años en plena Semana Santa y Feria de Abril.

Y si hoy no está aquí, es porque debe atender las exposiciones que este mismo mes de agosto mantiene en dos de las capitales más emblemáticas en cuanto al mundo taurino se refiere, Bilbao y Málaga.

Tampoco se me puede pedir que sea aséptico o me muestre indiferente a la hora de presentar a Pablo Sevillano. Para mí, Pablo Sevillano es, por encima de todo, un maestro. Ver su dominio sobre la técnica del dibujo, la sencillez con que maneja la complejidad del color o la fuerza de la luz en sus obras nos da una ligera idea de que estamos ante uno de los grandes en el escogido grupo de selectos pintores de Castilla.

Pablo Sevillano es el profesor de dibujo y pintura del grupo artístico Carchena, en cuya academia pongo interés por aprender la destreza en el uso de carboncillos, óleos y pinceles (no con mucho éxito, debo reconocer, aunque eso no es culpa del maestro, sino de la ineptitud del alumno).

Admiro enormemente a Pablo Sevillano, ora como pintor, ora como ese hombre cultivado que es y del que siempre estoy aprendiendo. Sus clases son un auténtico ejercicio de magisterio, en las que no puede ocultar su pasión en la observación de la naturaleza.

Tener al lado a una persona de la calidad y la calidez humana de Pablo Sevillano es toda una suerte de la que me siento muy orgulloso.

Ya he dicho alguna vez que tenemos la fortuna de vivir en una pequeña Arcadia castellana, donde no escasean los buenos artistas, muchos de los cuales han pasado por la escuela de Carchena, otros por instituciones de bellas artes y otros simplemente han cultivado esa vena artística de manera autodidacta hasta alcanzar cotas de calidad más que envidiables.

José Luis Llorente es uno de los mejores exponentes de pintores cuellaranos afincados en otros lugares, en este caso en Madrid, con una ya dilatada experiencia y varias decenas de exposiciones a sus espaldas.

Desde el famoso cuadro de La Farola de la Plaza Mayor (ahora en el Patio del Ayuntamiento), que fue cartel de las fiestas de Cuéllar hace 23 años, Llorente sigue evolucionando en su pintura, como demostró en su última exposición en esta villa, precisamente en esta antigua iglesia de San Francisco, donde presentó una treintena de cuadros de distintos rincones de Cuéllar y de otras ciudades españolas.

Jesús Calvo, a quien todos conocemos por Tomillo, es el pintor polivalente por excelencia. Su última exposición en Cuéllar ha sido también aquí en San Francisco, hace poco más de un mes, y tuvo por eje los retratos de familiares y de personas conocidas y emblemáticas de la villa, utilizando como soporte el cartón y el papel y el color del acrílico.

Pero la pintura de Tomillo, marcada también por su paso por Carchena y de tener maestros como Florines, Alfonso Montero o Ángel Salamanca, recorre todos los registros, de lo abstracto a lo figurativo, pasando por el surrealismo, todo ello con una impronta particular que le define y hace reconocibles sus trabajos.

Dicen que nadie es profeta en su tierra, y quizás sea esto lo que ocurre con Ángel Salamanca, sin duda, uno de los grandes pintores que ha dado Cuéllar, uno de los más reconocidos en el exterior, incluso fuera de España, pero que en su villa natal apenas se ha prodigado.

Por tanto, esta exposición es una oportunidad para ver la obra de Ángel Salamanca, quien ha ejercido como profesor de dibujo en varias universidades de Puerto Rico y algunos de cuyos cuadros se encuentran en los Museos de Arte de este país americano, así como en el de Filadelfia y en la Biblioteca Nacional de España, además de distintas colecciones privadas.

Ángel Salamanca es sobre todo un maestro del Dibujo, disciplina que ha cultivado como pocos y de la que es un experto a nivel internacional.

Otro reconocido dominador de la técnica del dibujo es César Gil Senovilla, también cuellarano de pura cepa, aunque desde hace años reside en Guadalajara. La villa de Cuéllar, su conjunto histórico y sus monumentos impregnan gran parte de la obra de César Gil, cuyos cuadros podemos ver en viviendas y establecimientos hosteleros de la localidad, señal sin duda de la gran aceptación que siempre ha tenido entre sus paisanos.

La última vez que expuso en Cuéllar fue en el año 2008, precisamente en esta misma sala de la antigua sacristía de San Francisco. En aquella muestra, César Gil tuvo el detalle de colgar también algunos cuadros de su padre, Eduardo Gil Agüero, circunstancia que resultó una agradable sorpresa para todos los amantes de la buena pintura.

De César Gil también podemos destacar su dominio del retrato, sin importarle la técnica, aunque sus bodegones o sus paisajes dan fe del enorme nivel artístico que atesora este cuellarano de pro.

Tras más de 30 años residiendo y trabajando en la villa, también es de justicia considerar cuellarano a Pedro Esteban, cuya obra pictórica destaca sobremanera por su enorme afición taurina.

Pedro Esteban fue el autor del cartel de las Fiestas de Cuéllar del año 2012, así como de otros carteles taurinos en la comarca de Arévalo y hace unos años también protagonizó en la villa una exposición, organizada por la peña taurina El Encierro.

Ángel Salamanca, Florines y Alfonso Montero han sido algunos de los pintores que han intervenido en la formación pictórica de este artista y aficionado cabal al mundo de los toros.

En Mari Cruz Renedo encontramos la pasión por pintar, por sentir el color, por disfrutar con un pincel en la mano oliendo el aguarrás y el aceite de los óleos.

Durante varios años hemos visto su obra en el negocio familiar de la Bodeguilla de Renedo, durante las fiestas del barrio del Salvador, comprobando la evolución que ha venido experimentando.

De los 10 artistas que protagonizan esta exposición, Dyango Velasco es el más joven, sin que su edad reste un ápice su enorme talento como escultor. Un talento del que dan fe numerosos lugares de España, en los que sus originales esculturas están presentes. Uno de ellos es el Museo del Encierro de Pamplona, ciudad donde se aprecia y valora su trabajo, además de otras capitales de España y Portugal, casi siempre vinculadas al mundo del toro.

Completa el cartel de esta magnífica exposición el cordobés Eloy Morales, quien no podía faltar a esta cita, habida cuenta de que es Socio de Honor de la peña taurina El Encierro.

La presencia de su obra contribuye a dar más nivel y realce si cabe a la muestra, gracias a sus esculturas de trapío imponente, que vienen protagonizando desde hace 20 años los premios que otorga la peña El Encierro durante la feria taurina cuellarana.

Eloy Morales llega a la escultura tras su consolidación como pintor de prestigio reconocido, a pesar del carácter autodidacta que ha mantenido desde sus comienzos artísticos.

Estos son los diez creadores de belleza que protagonizan esta original propuesta de la peña El Encierro. La fiesta de los toros se enfrenta a uno de los momentos más complicados de su ya larga existencia, en parte debido al cada vez más amplio movimiento antitaurino. Esta exposición es el mejor ejemplo de la conexión entre toros, arte y cultura. Y de que Cuéllar es especialmente sensible con el respeto de la más arraigada de sus tradiciones, el encierro.

La peña taurina El Encierro nos invita a todos con esta iniciativa a que disfrutemos del arte de nuestros paisanos y a que defendamos con ahínco lo que forma parte de nuestra cultura y, al fin y al cabo, nuestra forma de ser.

Muchas gracias a todos por su presencia, felicidades a los organizadores y todo el agradecimiento y reconocimiento a los artistas, los auténticos protagonistas, por hacernos disfrutar con la calidad y originalidad de sus creaciones en esta magnífica exposición.


Al concluir el acto presentador y artistas recibieron el obsequio de un pañuelo rojo con el escudo de la peña y el título de la exposición “Homenaje a artistas cuellaranos” bordados.
La exposición  puede visitarse en las capillas laterales de San Francisco y estará abierta todos los días de 18.00 a 21.00 horas, hasta el viernes 28 de agosto, inclusive.