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Los restauradores junto al secretario de Las Edades y el párroco de Cuéllar ante el conjunto escultórico de El Calvario. | Foto: Gabriel Gómez |

El conjunto escultórico de El Calvario luce ya en la Capilla de Los Pardo de la iglesia de San Miguel tras su restauración por parte de la Fundación Las Edades del Hombre. El secretario de la Fundación, Enrique Martín, participó junto a los restauradores del Centro de Conservación y Restauración de la Fundación Las Edades, Isidoro Moreno y Beatriz Martín, y el párroco de la villa, Emilio Calvo, en la presentación de los trabajos que se llevó a cabo en la propia capilla.

Martín señaló  que volvían a Cuéllar de donde se han ido hace poco “con muy buen sabor de boca”. Y tratan ahora de corresponder ese cariño que han recibido durante el desarrollo de Reconciliare. Lo hicieron  entregando un cuadro de Luis Mayo a la parroquia y también con esta restauración del Calvario que calificó como “extraordinario desde el punto de vista artístico y excepcional desde el punto de vista devocional en Cuéllar”.

Isidoro Moreno detalló lo compleja y complicada que ha sido la restauración señalando que una intervención anterior había dificultado los trabajos que han realizado. Apuntó que se había llevado a cabo una intervención “un poco dudosa”, que no han podido datar pero que también señaló había sido “poco científica” ya que habían dejado mucha suciedad sobre el conjunto sobre el que se habían aplicado repintes y unas capas de barnices bastante gruesas y difíciles de eliminar. Unas análisis previos exhaustivos les permitieron finalmente eliminar.

Moreno señaló que aunque había sido un trabajo en equipo él se había encargado principalmente de la imagen del Cristo Crucificado, su cruz y el Gólgota. Sobre el Cristo, dijo que había pocas faltas de policromía, aunque ésta estaba muy erosionada de la intervención anterior. Explicó que probablemente había estado sometida a un proceso de limpieza muy agresivo,y tras la eliminación de la capa de barniz se vio que la capa de policromía estaba bastante dañada, e incluso en algunos puntos afloraba ya el estucado, la capa de preparación.

La imagen tenía también grietas en los hombros y dedos postizos que han sido eliminados “porque eran bastante torpes de ejecución” e interferían mucho en la lectura del Cristo, en palabras de Moreno. Los trabajos con llevaron la retirada de los dedos y la composición de dedos nuevos y la reintegración cromática de la talla sobre todo en la cruz.

En cuanto a la Cruz explicó que al ser de un tipo distinto de madera a la del resto del conjunto, estaba especialmente atacada de insectos xilófagos, lo que ha hecho necesaria una labor importante de desinsección, de consolidación y de composición de volúmenes. Destacó que se trata de una cruz muy bonita, policromada imitando a madera y que en otros casos similares que han pasado por el taller se ha planteado la idea de su sustitución por su poca carga histórica y artística, aunque en este caso afirmó que “se trata de una cruz con mucha entidad”, por lo que decidieron conservarla y recuperarla.

Moreno afirmó que “se trata de un conjunto de una belleza exquisita”, datado en la primera mitad del siglo XVI.

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Calvario de la Capilla de Los Pardo tras los trabajos de restauración. | Foto: Gabriel Gómez |

Beatriz Martín detalló los trabajos realizados sobre las imágenes de San Juan y la virgen.  Explicó que en cuanto a patologías, las cuatro piezas se encontraban en similar estado de conservación, y que quizá en las de la virgen y San Juan el soporte se encontraba en mejor estado, puesto que el ataque de xilófagos era muy puntual y había sido tratado con anterioridad  por lo que había estado muy controlado no afectando al soporte ni a la capa de preparación ni a la policromía. Su labor comenzó con la limpieza de las imágenes, eliminando el barniz, que era la alteración más vistosa y más evidente, remarcó que la capa era muy gruesa y estaba aplicada muy irregularmente, lo que había provocado que se ocultaba por completo la policromía de los colores.

En las carnaciones  apuntó que apareció una muy clarita, en muy buen estado de conservación, y fueron apareciendo detalles como las cejas, que en el caso de San Juan una de ellas era un repinte al haberse perdido la original, por lo que únicamente la derecha es la original. Otros detallas que aparecieron fueron por ejemplo las pestañas que estaban completamente ocultas e indicó que el pelo había sido repintado por completo y estaba muy oscuro, siendo el original castaño.

Martín quiso destacar  los estofados de las piezas, de colores muy vistosos y con mucho oro, y señaló que aunque el barniz había tapado bastante las policromías, éstas tenían buen estado de conservación, aunque sufría muchos desgastes en la zona del oro, que es muy soluble y no admite limpieza acuosa, por lo que  han tenido que trabajar con mucho cuidado.

También aparecieron muchas pérdidas de policromía en la capa de preparación, sobre todo en las zonas más salientes, que son las más propensas a sufrir golpes, roturas o manipulaciones humanas. También señaló que hubo una manufactura de los dedos de la mano de San Juan que era muy tosca y se decidió que era mejor eliminarlas y rehacer unas nuevas.

La restauradora apuntó también la existencia de grietas por el movimiento de la madera, algunas en la parte posterior de gran tamaño. En la imagen de San Juan, en la parte superior se habían utilizado enchuletados de madera para taparlas sobre los que pudieron trabajar, mientras que en la zona baja se había usado una pasta inadecuada que decidieron retirar ya que estaba invadiendo la policromía original. Al retirarla vieron que no había grieta sino un desnivel que se igualó con resina.

En la parte posterior de la Virgen, que en principio al parecer estaba hueca, se colocó una tapa por detrás muy ajustada, sobre la que se incluyó la policromía, pero en algunas zonas sin capa de preparación. Ahí se ha tratado de igualar el tono para que quedara integrado. En las imágenes también se rehízo algún volumen, como el del dedo gordo del pie de San Juan.

Los últimos trabajos se centraron en el estucado de lagunas, intentando igualar la superficie de la talla, para dar paso a la reintegración cromática con pigmentos al barniz.

 

Recomendaciones

Los restauradores dieron unas recomendaciones a la parroquia para la conservación preventiva de las imágenes, detallando que la luz afecta mucho a la policromía  y que la humedad relativa debe ser en torno a un 40 por ciento y una temperatura adecuada. También apuntó Martín que si  se adorna con flores éstas deben ser de plástico para evitar la proliferación de organismos.

Sobre la limpieza indicó que debe realizarse con plumeros o brochas de cerdas suaves, paños secos o un poco humedecidos y la importancia de evitar la humedad y el polvo. Todo ello teniendo en cuenta el respeto hacia la obra y la importancia del factor humano.

En cuanto a su uso en las procesiones recomendó no acercarlo a velas y que éstas las flores sean de plástico. Anclar bien las imágenes para que no se muevan mucho y evitar la lluvia.

El párroco agradeció a la Fundación Edades del Hombre los trabajos realizados, señalando que Cuéllar tiene mucho patrimonio que poco a poco se va restaurando.