La Peña Taurina El Encierro abrió los Sanfermines Segovianos con su pregón pronunciado por Francisco Salamanca. Un texto en el que no faltó un recuerdo para el matador Víctor Barrio que el pasado 9 de julio perdía la vida en Teruel. Así abrió el pregón con lo que denominó “un requiebro sincero a la memoria de un segoviano de pro”. Después llegó el verdadero pregón de la fiesta con saludos a todos los asistentes y consejos a lo hora de correr el encierro con el que culminaba el acto. Un acto en el que también contó como apoderado de honor con el pintor Lope Tablada Martín, quien firma el cuadro con el que se obsequió a la peña taurina.


Pregón

Segovianos forasteros, vecinos del barrio plaza Mayor,
desde la villa de Cuéllar, los de la Peña El Encierro
queremos agradeceros la honorable invitación
de pregonar vuestro rito, vuestra fiesta, la comunión
del hombre con el Dios toro, aunque sea de cartón.
Este pregón no es un pregón,
sin un requiebro sincero, a la memoria de un segoviano de pro,
Grajera le vio nacer, se hizo torero de raza, un torero de cartel,
Víctor Barrio, segoviano,  un toro le quitó la vida en la plaza de Teruel.
Que tristes nos has dejado, que pronto te han reclamado
en esa plaza del cielo, apoderada de tantos, tantos torteros buenos,
Joselito, Granero, Belmonte, Manolete, Bienvenida,
Gitanillo de Triana, ese Yiyo e Ignacio Sánchez Mejías.
Cartelería de seda, que envidia de ser un ángel en esa plaza torera.

 

Y aquí empieza el pregón:
Saludamos a las manolas madrinas, y al resto de segovianos,
al clero y autoridades, al churrero, dulzaineros y la caja,
ganaderos, torileros, mayorales y asociados a esta plaza,
a rapaces y gentes de todo pelo, a los corredores audaces, incluso,
a los fantasmas de esta judería, de cuyas calles salió la judía
que se encontró a la Fuencisla, cuando marcharon los moros,
la que dicen que enseñó, a un tal san Fermín, el oficio de los toros.
Y no podemos por menos, de saludar destocados, a un Lope,
Don Lope Tablada Martín, apoderado de honor de esta gala,
Maestro de los colores, en lienzos con monaguillos y cuernos hechos de cera,
autor de mil pinceladas, trapío, trajes de luces, mil muletazo por bajo,
segoviano, pintor, un señor, un tío muy majo.
Antes de entonar los cánticos, antes del chupinazo
escuchar con atención, cuatro consejos de nada para esto de correr los toros, que en Cuéllar hay tradición y experiencia en revolcones,
el primero, con permiso:
conservar los pantalones requiere cabeza fría y mucho de valentía
el segundo:
¿miedo dijiste? Deja pasar la manada y corre hacia la salida, cuidado con esa esquina
el tercero:
mira bien cuando corres, mira bien con quien vas, no estén todavía los toros en la puerta del corral
el cuarto, el más importante:
ese toro que te embiste, botinero, colorao, que gallea, que te mira,
es del rito más honrao, guárdale todo el respeto, no le toques los costaos.
Y allá va la despedida, la que echan los del Encierro,
Que vivan los toros guapos, que vivan los toros negros,
Que bailen los segovianos, que bailen los forasteros,
y como se dice en Cuéllar, corredores, A por Ellos.