|Por Julia Montalvillo|

Decir “yo veo los documentales de la 2” es interpretado habitualmente como que lo que ves es “Sálvame”, pero lo digo en serio “yo veo los documentales de la 2” y el sábado 14 de marzo vi uno sobre las bombillas y el negocio que son.

Thomas Alva Edison fue el primero en patentar una bombilla incandescente de filamento de carbono el 27 de enero de 1880, su bombilla duraba 15.000 horas, en los años 20 las mayores empresas fabricantes de bombillas en Europa se dieron cuenta de que aquello no era rentable, así es que de común acuerdo decidieron que la duración de las que fabricasen en adelante debía ser de un máximo de 1.000 horas, solo una empresa alemana se resistió a participar en este cártel, totalmente ilegal, y fabricó bombillas que duraban 5.000 horas, ni que decir tiene que esta empresa fue eliminada con rapidez. En la década de los 80 del pasado siglo un alemán patentó una bombilla que duraba 100.000 horas y a las pocas semanas su avión se estrello y él falleció; como causa del accidente se dijo que el piloto iba demasiado lento (¡!).

Con la prohibición de las bombillas incandescentes va la obligatoriedad del uso de las de bajo consumo Gracias al documental pude enterarme de que ahora Europa prohíbe la bombilla incandescente y cómo funciona lo de hacer las leyes en la Unión Europea: alguien propone hacer una ley sobre algún asunto y se forma un grupo de trabajo formado por un representante político de cada país, un grupo de funcionarios y como comité científico unos representantes de las empresas afectadas, las ONGs pertinentes y algún científico. Toda esta tropa se reúne, hace la ley y se envía al Parlamento Europeo, pero solo se vota si así lo pide uno de los grupos mayoritarios de la cámara, y según parece nadie ha pedido que ésta se vote.

Con la prohibición de las bombillas incandescentes va la obligatoriedad del uso de las de bajo consumo que, por lo que explicaron, son una bomba de relojería pues según los expertos si se rompe una tienes que ponerte una mascarilla y guantes para recoger los cristales, porque al romperse suelta polvo de mercurio, los cristales, los guantes, la mascarilla, el cepillo y el recogedor hay que ponerlos en un recipiente hermético y llevarlo a un punto limpio especializado en recogida de este tipo de deshechos.

También me enteré de que hay 23.000 personas en Bruselas trabajando para la Unión Europea y 20.000 trabajando para empresas y sectores industriales a quienes pueden afectar las leyes que emanen del Parlamento.

Tras ver el documental llegué a la conclusión de que Europa no es tan transparente, ni tan democrática, ni tan libre, ni tan igualitaria como nos han hecho creer; que el negocio de la luz va mucho más allá y entendí porqué cuando los altos cargos dejan la política tienen preparada su silla en los consejos de administración de las grandes empresas.