|Por César Quintanilla|

Si amigo lector… sí, sí me dirijo a ti ( disculpa que te tutee ) que ahora estás leyendo en este espacio digital como lo sueles hacer cada día con más frecuencia. Todas las cosas tienen su porqué, y nos hacemos esa pregunta asiduamente, sobre todo cuando las cosas son contrarias a lo que nosotros creemos que son. La evolución de nuestro sistema de vida nos ha pillado a unos por sorpresa y a otros con la obsesión de meter la nariz en este invento de internet, por seguir el ritmo para no quedarse anclado en lo cotidiano. Vamos a ir juntos tú y yo a dar un repaso sincero y sutil a los despertares con los que compartimos costumbres ya multitudinarias.

Estamos en un tiempo donde la doble vida es la pasión y el deseo de buscar un poco más de… digamos sustancia a nuestro día a día, un tiempo que dedicamos al clásico caminar de lo que nos rodea, familia, trabajo, amigos o costumbres. Heredamos en muchos casos una genética contraria al compás que los ámbitos político sociales nos ponen como piedra en el camino, otras veces engendramos, sin herencia alguna, el sentido de la igualdad social, un sentido cuya meta se me antoja muy difícil de alcanzar. Amigo lector, estarás conmigo en que el porque de las cosas en pocas ocasiones es razonable y te enojarás como yo me enojo pasando revista a muchos acontecimientos indeseables que suceden sin que haya un porqué justificado.

¿Por qué al poco de despuntar el alba, encendemos nuestras tablets ?; ¿Por qué comienzan a emitir pitidos nuestros teléfonos móviles tan de mañana?;¿a qué debemos esa excesiva muestra de curiosidad por conocer lo que se cuece en las redes Nos arrastra la corriente a curiosear en los roperos de la vida ajena…sociales?. Nos arrastra la corriente a curiosear en los roperos de la vida ajena, nos preocupan las noticias, el morbo, las noticias de un entorno cercano, pero sobre todo una cosa ronda por nuestra mente, que nos admitan como partícipes, como amigos con los que compartir parte de lo que somos. Conseguimos entender el porqué algunas personas activan asiduamente el contacto de esa otra vida por dentro, sopesamos su necesidad ante un comportamiento correcto, respetuoso, nos acompaña la incógnita de el porqué otras estando presentes, niegan su participación, pensamos en lo positivo que en común puede resultar y nos damos cuenta entonces que nadie es igual a nadie.

¿Y tú amigo lector, por qué ahora estas leyendo lo que yo estoy escribiendo ?. Buscas acaso que tu tiempo pase intentando engañar a tu mente de la incertidumbre que acumulas por aquellos problemas que no sólo a ti te acompañan, sino a todos. Mientras escribo hago pausas en las que sin querer recuerdo alguna de las dificultades personales, seguro que cuando sepa que estás leyendo con curiosidad estas palabras, seré como tu uno de tantos que cada día quiere que en su tablet o dispositivo suenen esos pitidos y leer quizás muchas cosas inimaginables en esta vida que transcurre por los circuitos de la ingeniería moderna.

Una de las respuestas que se me antoja a uno de esos porqués, es que necesitamos comunicación, abrir brecha en algo que llamamos corazón. Desterramos la monotonía pasando por querer entendernos mejor, la palabra compartir ya no es solamente un verbo, es un hecho diario con el que nos mostramos dispuestos a repartir lo malo y lo bueno. ¿Porqué?… Amigo lector, si has compartido lo bueno de mis palabras habré encontrado parte de una respuesta, si no quizás tenga que seguir compartiendo más aprendizaje en la vida.

Ahora salgamos de entre los circuitos, porque quizás nos venga bien tomar juntos un buen café cara a cara.