Algunos de los integrantes del jurado durante la deliberación.

Algunos de los integrantes del jurado durante la deliberación.|Foto: Nuria Pascual|

La Asociación Encierros de Cuéllar reunió ayer al jurado del Trofeo a la Mejor Ganadería de los Encierros de 2015, un trofeo que se declaró desierto por unanimidad de los 10 componentes del jurado que emitieron votos en blanco. La decisión se adoptó tras exponer todos los miembros del jurado sus puntos de vista sobre el desarrollo de los cinco festejos, las cualidades del ganado, analizar el recorrido campestre y el urbano y otros detalles de los festejos como la masificación de caballistas, el exceso de bueyes, el papel de los pastores…

El jurado estuvo compuesto por Abel Montero en representación de los jóvenes aficionados, Ernesto Fernández de la Asociación Amigos del Caballo, Pablo González, Chantal Núñez, Cristina Sancho, Ignacio Montalvillo, Mónica Rico y Nuria Pascual en representación de los medios de comunicación, José Luis Escudero de la Peña Taurina El Encierro y Manolo Blanco de la asociación Encierros de Cuéllar, que actuó como Presidente del jurado. Con voz pero sin voto intervinieron Alfonso Rey, Félix Sanz y Antonio Salamanca fue el secretario y actuó con voz pero sin voto.

Las cinco ganaderías que han compuesto los encierros optaban en esta ocasión al trofeo al cumplir  las bases de la convocatoria. Unas bases que  se han visto modificadas en esta edición incorporando la posibilidad de que las reses, siendo de la misma ganadería, pudieran pertenecer hasta a dos hierros diferentes.

Los encierros recibieron diversos calificativos como: pésimos, desastre, lamentables… el jurado coincidió en que éstos en absoluto cumplieron con las expectativas creadas este año. La falta de organización y comunicación en el campo, y también en las calles fueron otros de los aspectos que el jurado puso de relieve. La llegada del encierro con antelación a las calles, con el peligro que conlleva y la entrada en el recorrido de bueyes rezagados que provocaron incluso heridos, centraron otros de los comentarios.

¿Quién manda en el encierro? fue una de las preguntas que se planteó y que subrayó la necesidad de un protocolo, de unas normas de organización que eviten el caos que se produjo en el encierro del lunes en el que las reses se fueron quedando a lo largo del recorrido llegando solo una al coso taurino.

La participación de  muchos caballistas en la conducción que iban “de paseo” fue también muy comentada y se concluyó la necesidad de ser más rigurosos en la selección. En esta edición se puso de manifiesto que  de los 40 caballistas que conducen la manada 20 pertenecían a la Asociación Amigos del Caballo, 5 a A Caballo y 15 eran los elegidos por los responsables de la conducción, Pedro Caminero y José Luis Mayoral.

Sobre los bueyes no solo se criticó su exceso, sino también  que no eran aptos para la velocidad de las reses, además de que llegaron a la villa cansados de los festejos de todo el verano. También se cuestionó la labor de los encargados de la conducción y se señaló la existencia de otros dispuestos ha realizar este trabajo.

Los cambios en el recorrido que hacen que éste no cuente con un claro en el pinar para detener la manada se apuntó que ha podido influir en los problemas por el campo de los festejos.

El recorrido urbano del encierro no ha podido disfrutarse ningún día ya que los toros se disgregaban desde la calle Resina realizando sueltos el resto del recorrido, según el jurado. Además se destacó la necesidad de un protocolo en el que participen todos los colectivos implicados en las fiestas.