estandartes
|Por Ángel Carlos Hernando|

Entiendo que la religión es un acto interior, que requiere de pocos templos o ninguno; de escasa ostentación. De pocas justificaciones, salvo que se pretendan acreditar con ello conductas.

Los mandatos y preceptos religiosos, exigidos a los fieles a largo de la historia, en muchos casos persiguen propósitos económicos y de poder más que piadosos. La semblanza de la religión cristiana, está plagada de episodios que poco tienen que ver la fe. No obstante me quedo con la esencia del predicado: la bondad y el servicio, el bien hacer y la libertad, para lo cual no se requiere necesariamente, por paradójico que parezca, ser creyente, o un lugar concreto de encuentro. Precisamente así lo atestigua el propio Papa. ¿Cuál es el papel que deben jugar, en este sentido, las instituciones públicas en estados laicos?. ¿Cuál es el objetivo de la exhibición de la fe?.

En nuestra localidad, la presencia de los estandartes de las cofradías de Semana Santa, en la fachada del Ayuntamiento ha suscitado cierto debate, sobre la idoneidad de su ubicación. Si el fin es turístico: ¡alabado sea el Señor! Si es por demostrar un sentimiento, creo que hay lugares más adecuados los del propio culto. Cuesta poco dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Claro, si se quiere hay justificaciones como la esgrimida: son muchos los que participan de este sentimiento religioso. Pero menos que futboleros que también podrían ver las banderas de sus equipos en el mismo sitio; o la del orgullo gay o cualquier otro tipo de manifestación social. Una situación que podría evitarse. De todas formas es simple, el mismo respeto que se pide, se debe.