| Por Mª Reyes Sanz |
El Museo Etnológico Los Lavaderos de Fuenterrebollo, Segovia, acoge desde este pasado fin de semana y durante los próximos días 10, 11 y 12 de este mes, una Exposición de Pintura que muestra los cuadros de seis pintores de la localidad.

Las obras pictóricas que se pueden contemplar se encuadran mayormente dentro del realismo, representando escenas cotidianas, captando la esencia de un paisaje o el rincón de alguna ciudad añorada, haciendo un guiño a personajes de la infancia y, porque no, trayendo a colación al Ave Fénix que, al igual que el Museo que le alberga, ha sabido reinventarse y, una vez más, ser un lugar de encuentro para todos.

Óleos, pasteles, ceras, carboncillos, acuarelas, salpican osados las paredes de Los Lavaderos y se muestran afanosos y orgullosos entre los trillos, los husos de hilar, carros, cedazos y demás aparejos que en otro tiempo formaron parte de la vida del pueblo y que hoy son arte del mismo, que comparten su entorno con esas mismas manos que los trabajaron o con las de sus hijos, o incluso con las de sus nietos y biznietos para quienes el paso del tiempo lleva a ocupar, aunque de otra forma, los mismos escenarios.

Los pintores que exponen sus obras son personas amantes del arte que, en el mejor de los casos, han asistido a clases para perfeccionar esas virtudes y otros, de manera más autodidacta, dan rienda suelta a la imaginación y la dejan que se alíe con la elocuencia de los pinceles, cómplices de la paleta de colores.

En esta Exposición podemos admirar la obra y el poso que deja la experiencia en el pintor más avezado que se atreve a perderse en la trama del lienzo, así como la obra de la pintora más joven, Lucía, que, con catorce años ya ha cosechado algún premio de pintura en una Biblioteca Municipal de Madrid, que busca el regazo de los pinceles y la evasión de la creatividad para dar forma y color a sus sentimientos.

La semilla de esta Exposición se sembró este verano cuando el Ayuntamiento de Fuenterrebollo organizó la muestra del pintor Ricardo Renedo. “Es una pintura realista que ensalza lo cotidiano y el pequeño detalle lo hace imprescindible”, explica Pilar Serrano, concejal de Economía y Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Fuenterrebollo. “Lo mejor de todo fue comprobar el interés, la implicación de los vecinos al valorar e interaccionar tanto con el pintor. Hablar con él sobre diferentes técnicas, pedirle consejo, eso nos hizo darnos cuenta de que hay muchos artistas entre nosotros, de ahí surgió esta exposición. Es una oportunidad para que nuestros artistas locales muestren sus cualidades, sus sentimientos y expongan su arte”.

“Este verano disfrutamos de la genialidad de Ricardo Renedo, un pintor cercano y dispuesto a que el mensaje de sus cuadros llegara a todos, no importaba que fuera un pueblo pequeño, ese era el detalle imprescindible de esta exposición, hacer grande lo pequeño, que el arte no quede anclado en las grandes ciudades, que los pueblos pequeños también puedan disfrutar de él”, añade Pilar Serrano. “Con esta exposición además se demuestra que en ellos, silenciados y tal vez abrumados por la grandeza de otros escenarios, también hay grandes artistas que merecen la oportunidad de mostrar al mundo, desde su mundo rural, su arte”. Es la ocasión de, como dice el refrán, ser profeta en su tierra.

“Es sin duda una actividad cultural muy interesante con la que vamos a disfrutar y nos vamos a asombrar seguro contemplando los trabajos que realizan personas próximas a nosotros cuya faceta artística desconocemos”, apunta Daniel Sacristán, concejal de Cultura, Deportes y Medio Ambiente. “Estamos muy orgullosos de poder organizar una Exposición que recoge tantos trabajos de tantos pintores locales y que quieran compartirlas con sus vecinos. Otro dato interesante es que vamos a tener obras de artistas de distintas edades, es importante que los más jóvenes disfruten con el arte”.

 

El Museo Etnológico

El Museo Etnológico Los Lavaderos era eso, los antiguos lavaderos del pueblo con sus tres pilas para lavar y aclarar, con sus grandes ventanales en los que poner la ropa a la solana, con sus vigas de madera en las que alojaba los nidos de golondrinas que ponían la nota musical a las tertulias de las mujeres, lugar de cobijo en las tardes de tormentas y punto de encuentro de la juventud en las noches frescas del verano. Ya en desuso en los últimos años, el Ayuntamiento realizó una serie de reformas respetando su arquitectura original y procedió a cerrarlo para que siguiera siendo un lugar de referencia y encuentro para los vecinos, donde poder rememorar tiempos pasados contemplando los aperos, esas fotos en blanco y negro que tanto gustan, en las que se buscan los vecinos y en las que se reencuentran con los que un día compartieron su vida. Sonrisas, añoranza, lágrimas, miradas, la vida misma.

Este histórico edificio ha acogido, además de estas dos exposiciones temporales de pintura, la Exposición de Encajes de Bolillos que se organizó con motivo del I Encuentro de Bolillos que tuvo lugar el pasado 9 de septiembre y que, a petición del público, tuvo que ampliar el calendario previsto.

“Queríamos que el Museo fuese un espacio vivo, donde además de la exposición permanente que acoge de aperos de campo, resina, …fuese un espacio cultural y de ocio con citas periódicas para disfrute de nuestros vecinos y visitantes, y creo que vamos por el camino”, apunta Daniel Sacristán. “Estos lavaderos son un compendio de historia, historia que tenemos que cuidar y enriquecer”.