|Por J. Eloy García Polo|

Si no fuera tan dramático podríamos hacer humor negro con el chiste de Gila sobre la guerra. Así parece discurrir la serie de ataques y refriegas en la franja de Gaza: “Que no matéis de cinco a ocho, que vamos a recoger los muertos”; “Que no tiréis en esta zona que las ambulancias van a trasladar los heridos”. “Que no disparéis mañana que necesitamos abrir los supermercados para comprar comida y agua”; “Que no tiréis misiles a la playa porque hay niños jugando al fútbol”. No es una broma, estos son escritos casi textuales de las informaciones sobre las raquíticas treguas que consiguen los supuestos negociadores. Si no fuera tan triste diríamos que es una guerra de Gila. Pero es rigurosamente cierto y desgraciadamente real cada muerto. Casi todos del mismo lado, en proporción de uno a veinticinco, con el agravante de que son civiles y gran cantidad de niños.

No recuerdo quien escribía que lo peor no es la maldad de los malvados, sino el silencio de los justos y de los inocentes. Algunos periodistas ya por fin lo están llamando genocidio. Los políticos lo ven como un capítulo más en una guerra sin solución. No se alarman, simplemente continúan con sus consultas. El Secretario General de la ONU pasea su inutilidad de un lado a otro.

gila

¿Dónde está la sociedad civil israelí, que con su silencio apoya la masacre de los extremistas judíos? ¿Dónde estamos los europeos y nuestros gobiernos que seguimos negociando y comerciando con Israel, como si fuera un país normal? ¿No tenemos todavía en prevención a Serbia por hechos semejantes? Y para vergüenza de todos… ¿dónde están las federaciones de fútbol, de baloncesto … que no aplican ninguna sanción a un Estado, democrático sí, pero genocida y que utiliza el asesinato como un arma política más? Por hechos infinitamente menos graves se ha expulsado a clubs o países de las competiciones. Si por un mordisco se expulsa a un jugador cuatro meses ¿qué habrá que hacer con un país que mata niños impunemente mientras juegan al fútbol? ¿Hasta cuándo tendremos que ver y aplaudir en Madrid a los equipos del Maccabi, del Hapoel… como embajadores de un estado genocida?

A estas alturas del conflicto todos tenemos claro que los palestinos no son ángeles del cielo; pero la diferencia de fuerza, de situaciones y de posibilidades es tan enorme que hay que levantar la voz para que se detengan estas muertes inútiles. Son dos integrismos frente a frente. Si no hay acuerdos o diálogo parece que la única solución será el aniquilamiento de una parte por la otra.

Siempre me ha parecido Obama un hombre de confianza. Su silencio ante esta situación da una idea del gran poder del llamado lobby judío en USA. Nosotros diríamos que lo tienen bien agarrado por los huevos.

Por el contrario, en esta situación hay que aplaudir la Orquesta West-Easter Divan de Daniel Barenboim, con sede en Sevilla, que une a músicos israelíes y palestinos, como una llamada de paz, proclamando que lo que la música une no lo separen los dioses. Los músicos de uno y otro lado son los únicos capaces de trabajar juntos. Igual que sucedió en la guerra de la antigua Yugoslavia, cuando en pleno conflicto había conciertos con grupos de uno y de otro bando. ¿Qué tendrá la música? ¿Y los músicos? ¿Por qué no dejan a los músicos negociar la paz?

¿Por qué sucede en Israel? ¿Por qué dos religiones monoteístas?.¿Por qué dos pueblos que han vivido como vecinos desde la noche de los tiempos?.Eso es tema para otro artículo. De momento un hurra para Daniel Barenboim y para los andaluces que lo acogen en Sevilla.