La Asociación Recreativo-Cultural `Los Que Roban Lo Cavao´ de Fuenterrebollo, cuyo fin social es recreativo, cultural y deportivo, organizó este pasado viernes un fiesta en la que reunió a sus cerca de setecientos socios en torno a un aperitivo y un vino español en el Salón Multiusos El Trinquete. En la fiesta, que contó con la animación de la Charanga La Chicuelina, los socios lucieron su nueva camiseta conmemorativa del aniversario que se ha diseñado para la ocasión.

Esta asociación, nació como asociación de peñas con el fin de impulsar las fiestas patronales de San Antonio y la Virgen del Rosario que estaban decayendo con respecto a otras fiestas de la comarca, y es que como recuerda uno de sus fundadores y actual presidente de la asociación, Daniel Sacristán Gómez,  las primeras actividades que organizamos desde la asociación fue traer una charanga el viernes y el sábado después de la orquesta en las fiestas de junio y la organización de un campeonato de frontenis en la tarde del sábado.

La primera junta directiva ilusionada en el proyecto y en fomentar el pueblo ante la falta de actividades y eventos, fue ampliando poca a poco la programación cultural al verano y a otras épocas del año como los carnavales, recuperando la fiesta de la vaquilla, o las navidades, haciéndose cargo de la cabalgata de Reyes, creando un festival de música, poniendo en marcha la primera prueba deportiva del municipio, la San Silvestre Fuenterrebollana… lo que generó un incremento en el número de socios, entrando a formar parte de la asociación vecinos que no tenían peña, provocando el cambio, pasando de asociación de peñas a recreativo-cultural.

La asociación ha ido incrementando el número de socios llegando a tener actualmente unos 700 A lo largo de estos años, la asociación ha ido incrementando el número de socios llegando a tener actualmente unos 700, cifra que resalta su presidente Daniel Sacristán, teniendo en cuenta que el municipio cuenta con unos trescientos cuarenta vecinos censados, como también, la incorporación al calendario de otras actividades como el concurso de torrijas y rosquillas de Semana Santa, las jornadas solidarias que se celebran en noviembre, la feria literaria de diciembre, el concurso de belenes de navidad, el torneo de pádel, la feria de abril… así como conciertos, espectáculos y actividades que tienen lugar en la Semana Cultural o las fiestas patronales con el gran prix, el concurso de limonada…

Diez años después de ese comienzo, y gracias al trabajo de muchos socios que han ido pasado por la junta directiva a la largo de estos años, está asociación ya es un referente en Fuenterrebollo, siendo uno de los colectivos más importantes del municipio y del amplio programa de actividades culturales, deportivas, gastronómicas y medio ambientales que tiene a lo largo del año este pueblo ubicado en plena tierra de pinares junto al Parque Natural de las Hoces del Río Duratón,  y es que, además de los eventos que organizan ellos, siempre colaboran con el Ayuntamiento y otras asociaciones en los actos en los que es necesario, como afirma Sacristán, quien es también desde hace siete años concejal de Festejos, Cultura, Deporte, Juventud y Medio Ambiente del Ayuntamiento de la localidad.

La última iniciativa de `Los Que Roban Lo Cavao´ ha sido la puesta en marcha de una escuela de baile en línea que ha tenido un gran éxito y que actualmente cuenta con unos setenta participantes y a la que se siguen incorporando nuevos alumnos.

Su presidente agradece a todos los que han estado junto a él en estos diez años en la junta directiva, así, como a todos los socios por su participación y colaboración, como a los ayuntamientos, resto de asociaciones municipales, empresas, bares, comercios… que han colaborado con ellos. Recuerda que el nombre de la asociación viene del apodo con el que se les conoce a los vecinos de Fuenterrebollo como cuenta la leyenda:

“Una tarde, ya calurosa de primavera, un buen mozo, cogiendo el azadón, y las alforjas colgándoselas sobre el hombro, montó en su bici y se encaminó a las viñas, a unos 3 Km del pueblo y linderas con las de su vecino pueblo, Fuenterrebollo.  Era momento de cavarlas y nutrir esas arenas para luego tener buena cosecha de uva para hacer ese vino de pijacha que contentaba las tardes del aburrido invierno y acompañaba comidas y meriendas, entre amigos, en la bodega. El camino se le hacía pesado, malditas las ganas que tenía, pero el genio del padre obligaba, refunfuñando y a trompicones llegó a las viñas y ni largo ni vivo, sino todo lo contrario, corto y perezoso, allí mismo, bajo la sombra de ese pino, continuó la siesta de la que su padre le levantó hacía un rato, y así hasta que se puso el sol y a casa. La tarde siguiente más de lo mismo y las demás pues más de lo mismo. Tenía engañados a todos, pero su padre, espabilado él, se dio cuenta de que todos los días traía la botella del vino entera -“!Poco reseco pasa este año el mozo, algo pasa!”- Ya sabéis, se sabe más por viejo que por pellejo y, no estando el chaval, se fue por la viña y claro viendo que nada estaba cavado…. -“¡la que le espera con el cinturón esta noche, que se vaya preparando!”-. -“Bueno Juan, hoy me pasé por las viñas y, después de cuatro tardes que llevas, eso sigue igual que el año pasado, te vas a enterar tú de lo que es bueno”- (poniéndose en pie para soltarse el cinturón) y el zagal, vivo como un gitano, -“pero padre si ya tenía todo cavado, a ver si nos han robado lo cavao los del pueblo vecino”… y desde entonces, a los vecinos de Fuenterrebollo se les conoce por “los que roban lo cavao””.