| Fotos: Gabriel Gómez |

Miles de velas iluminaron el sábado la Villa de Fuentidueña en la primera `Noche de Agua y Fuego´ organizada por la Asociación Cultural Amigos de Fuentidueña. Los vecinos, de todas las edades, se implicaron en conseguir que la localidad luciera llenando de velas las calles y fachadas, los monumentos y patios. No faltaron los dibujos que recrearon el escudo de la Asociación: un torreón y una media luna ni los mensajes como el nombre de la iniciativa o el de la propia villa realizados con las velas. El viento fue apagando las velas y obligó a los voluntarios a estar en guardia para permitir disfrutar de la noche.

Antes de la llegada al pueblo los voluntarios indicaban a los visitantes donde estacionar para poder disfrutar de la velada en una villa libre de tráfico. Antorchas les recibían en la entrada a la villa e invitaban a recorrer las calles. La plaza Mayor era el centro neurálgico donde se ofrecían las degustaciones y maridajes `delicatessen´con productos de Alimentos de Segovia. Allí también el grupo `Sal Gorda´ y Cristina Lázaro pusieron la nota musical a esa noche tan especial. La belleza de la muralla  y las vistas con las velas que llegaban hasta el río eran un espectáculo que los visitantes no quisieron perderse.

La media luz que proporcionaban las velas invitaba a ascender a lo alto de la villa hasta la iglesia de San Miguel que como el resto de monumentos e iglesias permanecieron abiertos durante la celebración. Su interior y exterior lo decoraban e iluminaban las velas y en su galería se mostraba una proyección de imágenes de la villa en diferentes épocas. Iluminadas también estaban las ruinas de la iglesia de Santa María, lo que permitía imaginar lo que fue el templo en otros tiempos. Esta apertura de monumentos permitía también acceder a lo que fue la Capilla de los Condes de Montijo ahora reconvertido en Posada y visitar su restaurante situado en la que fue la capilla del templo.

La celebración continuó al comienzo de la madrugada con una batucada que guió a los participantes hasta las orillas del río donde tuvo lugar un espectáculo de acrobacias, danzas y malabares en el que el agua y el fuego jugaron un papel importante.

Los vecinos se mostraron ilusionados con esta iniciativa que contribuía a acercar a los visitantes la belleza de su pueblo y abogaban por la continuidad de la iniciativa mejorando cada año.