|Por César Quintanilla|

Preterito

Pensaba aquel crío que todos llevamos dentro, en lo importantes que eran los seres que día a día le rodeaban, sus padres, sus hermanos, el entorno vecinal de gente cotidiana, los chicos de la escuela, los maestros… pensaba siempre en su protagonismo como parte de aquella infancia segura y sin necesidades. Él era la esperanza de un futuro que se le antojaba lejano mientras su vida giraba en torno a la responsabilidad de sus mayores, la vida era perfecta y sus normas podían saltarse de vez en cuando.

No estaba tan lejano ese futuro, el hambre que se tenía de vivir ha devorado ansiosamente los días y los años y lo ha hecho en menos que canta un gallo. Los días pasan como coches de fórmula uno, se entra en boxes para repostar y surge de nuevo la velocidad, mientras pasan tu regresas a aquel tiempo de momentos vividos a plena satisfacción sin que hubiera nada de que preocuparte, tan sólo los deberes, quebrados, sumas, restas y dictados… ¿Y tu majo, cuando seas mayor qué quieres ser?. Pregunta que te hacían para conocer tus tendencias, resultaba curioso las chicas solían contestar que serían enfermeras y los chicos bomberos o futbolistas,  influenciados por los Amancio y Gento que intercambiabas en los cromos… ¡Tengo el escudo del Valencia repetido!… ¡Te lo cambio por, Pirri!…

Galenos de Calmante Vitaminado y Aspirina, psicólogos de sofá cama y especialistas de medicina, mantienen la tesis de que los adultos que comienzan a rememorar las historias de su infancia, son síntomas a tener en cuenta y poner atención a la salud. No voy a negarlo, ellos estudiaron para ese conocimiento, tan sólo me pregunto si las reliquias que nos vienen a la memoria, no serán mejor que el soportar los acontecimientos actuales sobre la sociedad, sobre el entorno de la vida rodeados de entendimientos o desplantes políticos. ¿Nacemos y crecemos para esto?. Cuando se cruza el meridiano Creo firmemente que todo lo que nuestra memoria guarda, es parte de la vitamina diaria y con ella aumentamos nuestra calidad de vidade la vida, se cree que lo que ha de llegar, que haya que vivirlo como pago al aporte social que hiciste. Mientras creces, apenas piensas en como será tu vida cuando los huesos de tu cuerpo necesiten de un apoyo, vives y ni te imaginas, dado que el nuevo concepto de vivir se llama vivir el día a día, que tras el tiempo de trabajo llega el de gastar las horas y los minutos porque mañana puedes evaporarte perdiéndolo todo en una edad temprana.

A pesar del acierto que puedan tener los entendidos, creo firmemente que todo lo que nuestra memoria guarda, es parte de la vitamina diaria y con ella aumentamos nuestra calidad de vida. Mientras retrocedes en el tiempo, ríes las gracias y la fortuna, ¡que tiempos aquellos!, te das cuenta de que no ha sido un premio de aproximación, ni la pedrea, todo lo contrario, un primer premio y bien gordo, lleno de peripecias, de episodios, infancia y juventud, juegos infantiles y juegos peligrosos cuando el corazón no obedecía al cerebro, locuras en la primavera de nuestra vida.

¡Que paren el mundo que yo me apeo!. No en vano es la frase que se oye como descontento. ¿En torno a qué gira el mundo?. Cuando crees que te sientes impotente ante los acontecimientos inhumanos que conoces cada día, te entra rabia, tu mente se encoje como hace una tortuga en su defensa si se ve amenazada, se guarda en su caparazón, y así hacemos nosotros, retrocedemos cerrando los ojos y volviendo a querer que los recuerdos del pasado nos ayuden con las luchas del presente. ¿Cobardes o débiles?, pues ni una cosa ni la otra, mucho de ingenuos por haber pensado en que tras ese meridiano, seríamos los más felices del universo .

Pretérito imperfecto… Futuro incierto… Sea lo que fuere la vida se compone de momentos hermosos que debemos aprovechar, compartir y después recordar.

Hablando de recordar, ahora recuerdo que he de terminar con mi mensaje y decir que con el hayáis podido disfrutar.

Saludos desde el otro lado del meridiano.