Las lagunas de Hontalbilla y Lastras de Cuéllar han sido el lugar elegido por Prodestur, el organismo turístico dependiente de la Diputación, para iniciar una serie de rutas que permitan descubrir distintas sendas de la provincia.

La actividad se vincula al trabajo que vienen desarrollando para Prodestur dos guías contratados gracias a una subvención del Ecyl y que se están encargando de inventariar todas las sendas existentes en la provincia.

El tiempo no pudo acompañar mejor para que los participantes, entre los que había también algunos pequeños, pudieran apreciar la belleza de los parajes de la Tierra de Pinares. A lo largo de una ruta poco complicada y muy llana, la guía Ana Manuela Ramos ha ido dando explicaciones precisas sobre la historia de las tres lagunas y de las dos localidades a las que se les liga.

No ha sido el mejor día para divisar pájaros, muy abundantes en la zona, debido al elevado número de senderistas, pero los caminantes han podido saber que por aquí se pueden ver especies como la cigüeña negra, el carbonero, el garrapino, el picapino o el herrero capuchino. No en vano, se trata de un paraje de enorme interés ornitológico y de unas Lagunas declaradas de Interés Comunitario (LIC) por lo que se suelen realizar en ellas labores de anillamiento.

La intervención realizada hace poco tiempo por el Estado permite llegar con facilidad a las tres lagunas, aunque en esta época solo El Carrizal tiene agua. La Tenca, la más grande en su día con cerca de veinte hectáreas y que se cruzaba en barca, es casi fósil ante el descenso del nivel freático. Su forma de riñón es apreciable aún en primavera cuando predomina el verde sobre el lecho que en su día ocupó.

En El Carrizal, además de los carrizos que le dan nombre, se pueden ver las dunas tan características de esta zona de pinares. La alimenta el arroyo Cigüeña, que cuando el agua abunda sigue su camino hasta la laguna Lucía, ya en término municipal de Hontalbilla y ahora también sin agua, aunque en primavera dispone de ella con abundancia en sus cuatro hectáreas de extensión.

Ha sido un camino entretenido que en su primera parte coincide con la Calzada de Navaires que utilizaban los trashumantes para llevar a sus rebaños a abrevar a la laguna de  La Tenca.

Un recorrido en el que los senderistas han descubierto también el origen de los nombres de Lastras de Cuéllar -del término romano lastrear para hacer calzadas- y Hontalbilla -quiere decir fuente clara-.

Tierra de Pinares no son solo pinos y arena, aunque la resina fue durante mucho tiempo una de sus fuentes económicas ahora felizmente recuperada, sino que tiene otras riquezas. Es fácil encontrar tomillo o cantueso, surgen también recuerdos de los robles, quejigos o encinas que siglos atrás compartían espacio con los pinos; y hay también abundante fauna como ardillas, zorrillos, tejones, jabalíes, corzos y el recuperado lobo.