|Por Francisco Salamanca | Fotos: Gabriel Gómez|
 Con casi media plaza se lidiaron seis novillos de la ganadería salmantina de El Sierro, con raza, bravos 2º, 4º y 6º, inválido el tercero.

Ginés Cartagena, rejoneador nuevo es esta plaza, acusó su falta de experiencia con dos novillos de buena facha para rejones. Con el primero, tardeó con los de castigo y en banderillas pasó a gran velocidad siendo alcanzado en varias ocasiones por el novillo, y clavando trasero. Después de pinchazo y tres de muerte, echó pie a tierra solicitando a la presidencia la actuación de un sobresaliente para que se hiciera cargo de la muerte del novillo, lo que no fue concedido por la presidencia, con buen criterio, y tras seis descabellos y dos avisos dio cuenta de su oponente. Recibió pitos.

En el cuarto que fue bueno, empezó la lidia clavando un rejón de castigo al estribo, pero en banderillas volvieron las carreras, protestándole de forma evidente sus monturas y volviendo a ser alcanzado por el novillo, que le desplazó con violencia en dos ocasiones. Tras un rejón perpendicular trasero, echó pie a tierra y después de tres descabellos acabó la faena. Durante la actuación de Gines Cartagena, después del tercio de banderillas, actuaron los Forcados “Amadores de Alenquer”, los cuales brillaron a gran altura, sobre todo en el segundo novillo. En el primero intentaron dos pegadas para lograr su objetivo y en el segundo, tras una suerte brillante en la cual tuvieron que arrimarse mucho al novillo, el pegador con gran maestría y valiente pudo agarrarse a los cuernos del novillo y sujetar a la res. Fueron muy aplaudidos y tras la muerte del cuarto dieron la vuelta al ruedo junto con Gines Cartagena recibiendo el aplauso cariñoso del público.

Antonio López Linares, demostró ser el novillero con más oficio de los que ha actuado en esta feria, tuvo el mejor lote de la tarde tanto en calidad como en comodidad, lo cual denota el mal enlotado que se hizo de  la novillada por los de a pie. Su segundo fue encastado y noble. Respondió muy bien en la suerte de varas y aunque tenía poco trapío tenía transmisión porque galopaba en la embestida. En la muleta resultó bravo. López Linares estuvo muy alejado de los terrenos del toro, instrumentó cuatro series con la derecha y dos con la izquierda a su primero, sin cargar la suerte y con cierta plasticidad.. Terminó con manoletinas y tras una estocada al despiste, contraria y baja, rueda de peones y oreja.

El quinto fue otro novillo encastado, que recibió una mala lidia y se le pegó en exceso en varas. El de luces lo intentó por ambos pitones, pero el novillo ya estaba listo. Tras un pinchazo y una buena estocada en los rubios recibe una oreja del respetable. Salió a hombros  por la puerta grande.

Alejandro Pavón tuvo un tercer novillo que demostró flojedad desde la salida de chiqueros y que fue recogido de capote con cierta torería. En varas el novillo derriba en el primer encuentro al caballo, y en el segundo el picador se ceba incomprensiblemente, lo cual va a determinar la lidia posterior. El novillo se queda para en el último tercio y el torero acortándole la distancia intenta lograr algún muletazo, que no consigue. Tras dos pinchazos y una estocada muy caída acaba con el novillo y recibe silencio.

El sexto fue un buen novillo encastado que se acalambró en el primer tercio lo que motivó una bronca descomunal con gritos de “manos arriba esto es un atraco”. La suerte de varas resulta un simulacro para cuidar al novillo. La faena de muleta comienza con pases ayudados por alto y dos series con la derecha que terminan con el de pecho y el novillo hacia las afueras. A partir de aquí la faena entra en declive, miniseries de muletazos irregulares, sin completar y que acaban con el novillo rajado en tablas. El torero sevillano le torea al filo de las tablas y tras una estocada desprendida y tres descabellos recibe aplausos.

Resaltar de forma negativa en las dos novilladas, que la falta de experiencia de las cuadrillas, casi siempre ligada a la de los novilleros malogra muchos novillos de calidad.