| Los visitantes pudieron conocer su arquitectura, sus orígenes y las obras de arte que acoge |

El convento de Santa Clara, uno de los más antiguos de Castilla, fue la parada este fin de semana de la actividad `Con el patrimonio puntualmente´ organizada por el Ayuntamiento de Cuéllar y dirigida por el profesor de Historia cuellarano Juan Carlos Llorente. Una actividad que captó el interés de vecinos y visitantes por conocer la historia y arquitectura de este convento de clausura, que habitan monjas clarisas, y que es propiedad del Duque de Alburquerque, Ioannes Osorio.

A causa de la pandemia las monjas no permitieron el acceso de los visitantes al claustro renacentista ni al coro bajo, que solo pudo admirarse a través del cristal que lo separa de la iglesia.

El recorrido se inició desde el acceso lateral al convento, un recinto eclesiástico en torno a cuya  fundación hay cierto misterio, según señaló Llorente, aunque se sitúa en torno a 1244. Se trata de una fecha en la que Santa Clara aun estaba viva, ya que falleció en 1253. Por ello el convento se denominó en sus inicios de Santa María Magdalena y en el residían monjas damianitas que seguían las normas de San Damián, fundado por San Francisco de Asís, y origen de la orden franciscana. Ese acceso lateral permite la entrada al claustro, y también al locutorio de la parte inferior y al torno. En la parte superior se encuentra un segundo locutorio. La pared lateral acogía bodegas, almacenes y la casa del sacerdote. Allí se ubicaba una fuente de manantial.

El convento contó con espacios destinados a residencia de viudas de “alta alcurnia”, que contaban incluso con cocina propia.

A lo largo de la historia los reyes favorecieron al convento, tal y como afirmó Llorente, habiendo sido éste el encargado de guardar los pesos y medidas para todo lo que se comerciase en Cuéllar.

El convento fue refundado por Ana de la Cueva y Mendoza, esposa de Iñigo de la Cueva, hijo del primer Duque de Alburquerque. Ambos están enterrados en el templo.

El acceso a la iglesia cuenta con una doble fachada. La de la derecha corresponde a la zona del coro bajo y alto e imita los sillares de piedra.

El altar mayor, protobarroco del siglo XVII, obra de Isaac de Juni hijo del conocido Juan de Juni. Falleció antes de poder instalarlo y fueron su mujer y sus hijos los encargados de hacerlo. El retablo mayor está dedicado a Santa Clara y lo remata un calvario barroco flanqueado por los escudos de armas de los Cueva y los Mendoza, y en el ático el Santo Padre. El altar no fue dorado, trabajo que acometió el cuellarano Nicolás Quintanilla ya en el siglo XVIII.

Los otros dos altares se dedican a Santa Ana y San Juan Evangelista. Al fondo junto al coro un cristo barroco procedente de la iglesia de San Francisco.

Del coro, Llorente destacó la sillería del siglo XVI obra de Roque Muñoz, discípulo de Pedro de Bolduque, y varias imágenes, así como las pinturas murales.

El conjunto de escudos del claustro, convierten al convento en el segundo con mayor número tras el castillo. En los pasillos del claustro se conserva un calvario gótico con dos tablas renacentistas de la virgen y San Juan.