| Por Gustavo Gómez | | Fotografías facilitadas por Jesús Ángel Hernansanz |

Cuando en los pasados San Fermines una camiseta con la bandera británica lideraba día tras día las carreras delante de los toros muchos descubrimos a Chuchete. Un chaval de Cuéllar se convertía en protagonista indiscutible de los encierros más famosos del mundo.

“Es astronómico. Llevo años tras él para que venga a correr a Las Parras”. Así habla de Chuchete Félix “el Grillo”, veterano corredor que, como buen castellano, no regala piropos inmerecidos.

Con 29 años, a Jesús Ángel, que es como le bautizaron sus padres antes de que un primo le apodera Chuchete, prefiere el anonimato. Le pidieron entrevistas en TVE y mundotoro.com pero de momento sólo le gusta hablar con los medios locales.

Esa primera timidez que trasluce al inicio se borra de inmediato cuando aparece su sonrisa blanca y franca. Fiel reflejo, sin duda, de un carácter noble que también se manifiesta en su forma de correr los toros.

Amante de los deportes de riesgo, y con su novia en Estados Unidos, Chuchete trabaja durante el año en una empresa cárnica de Cuéllar. Su fortaleza física evidencia su constante trabajo en el gimnasio.

Esa plasticidad en sus carreras queda patente en las fotos de su facebook, corriendo toros en más de 30 localidades de Navarra, Castellón, Guadalajara, Madrid o Castilla y León. Al año, Chuchete contabiliza más de 60 carreras delante de los bravos.

 

¿De donde te viene la afición a los toros?

Siempre me ha gustado ver el encierro. Siendo pequeño, mis padres nos llevaban a mis hermanas y a mi a verlo, ya fuera al recorrido, o a la plaza. Y además también veía los encierros de Pamplona por la televisión.

 

¿A qué edad te estrenaste?

Con 14 ó o 15 años empecé corriendo el encierro de vaquillas de Cuéllar aunque cuando cumplí la mayoría de edad no di el salto a correr toros. Pero a los 21, un jueves de fiestas, más por una apuesta con los amigos de si me atrevía o no, probé a correr el encierro en la zona del Estival. Lógicamente corrí muy lejos, casi me atrevería a decir que ni veía a los toros, pero ahí parece que me picó el gusanillo. Empecé a correr de la mano de mi pariente Josete, por los encierros de la zona (Iscar, Peñafiel, Medina…) y con el tiempo fui descubriendo nuevos encierros.

 

¿Fuiste autodidacta?

Por supuesto que no. Aquí nadie es autodidacta. Siempre hay gente más veterana que tú que te da mil consejos a la hora de cómo correr, dónde, qué hacer… O que en el propio encierro te ceden su hueco para que tú corras delante del toro y se quedan corriendo en un lado, hablándote y diciéndote que aguantes, etc, etc, etc. Luego sí que vas aprendiendo tú mismo. Yo tuve dos buenos referentes: Alberto “El Tiri”, de Segovia, y Agustín “El Tirri”, de Coslada.

 

¿El toro también te enseña?

De quien más aprendes al final es de él porque éste no te permite cometer un error. Si lo cometes, la pagas. Ya sea en forma de atropello y caída, cornada, pisotones… Hasta ahora he tenido mucha suerte. Sólo he tenido caídas y algún que otro pisotón. Amén del susto más gordo que tuve, en San Fernando de Henares en 2011, cuando un toro me levantó en carrera pero no me llegó a cornear.

 

Imagino que nunca se termina de aprender…

Siempre se puede seguir aprendiendo. Yo admiro, y me gustaría tener, la capacidad que tienen Mateo, de Onda, o Manu, de Arganda, por citar dos, para leer el encierro, sobre todo el de Pamplona. Es decir, saber qué gente tienes a tu alrededor, si son conocidos, por dónde vienen los toros o los huecos que hay para meterse…Yo en un encierro es como si me quedara ciego. Sólo veo el toro que llevo detrás, y nada más. Ni a las personas ni el resto de animales.

 

¿Qué tipo de encierro te gusta?

Prefiero los propiamente urbanos. Oír ese cohete en el cielo estallar anunciando la salida de los toros me pone el corazón a doscientas pulsaciones. Me encanta que ese tren de mercancías que es una manada de toros y mansos venga a toda velocidad, cuanto más rápido, mejor. Y a ser posible, que venga toro por delante. Me transmite más correr 60 metros delante de un toro y no poder aguantarle por la velocidad que lleva que correr 300 metros con toros medio parados. Los encierros por el campo, salvo Cuéllar, no suelen ser de mi agrado para correr porque muchas veces no entran los toros, o lo hacen andando. Soy más de encierro urbano. Aunque, para verlos, los encierros por el campo me parecen preciosos.

 

¿Alguna ganadería preferida?

No tengo predilección por ninguna en especial. Me gusta el toro grande, ande o no ande porque me transmite más sensaciones. Me encantan los Fuente Ymbro que se corren por Pamplona. Tienen unas cornamentas espectaculares.

 

¿Eres el Marco Asensio de los encierros?

Soy uno más. Ni mejor ni peor. Esto lo hacemos por afición y por satisfacción personal. No se busca nada más. Creo que en el mundo de los corredores no hay mejores ni peores. Además, correr más cerca o más lejos no está reñido con el disfrute. Hay gente que no se mete tanto que disfruta lo mismo. Y tiene el mismo mérito el que va a un metro de los toros que el que va a diez. Todos estamos expuestos al peligro y para mi merecemos el mismo respeto. No hace falta encumbrar a nadie.

 

¿Entre los corredores hay más camaradería que competencia?

Yo pienso que sí. Es más, me parece un mundo precioso en el sentido de que puedes estar sin verte con alguien durante meses y, cuando lo ves, te fundes en un abrazo sincero. Creo que se forja un vínculo de camaradería entre los propios corredores. Sí que se echa en falta, en encierros como el de Pamplona, y me atrevería a decir que es en el único, algo más de respeto por parte de todos.

¿En que ha cambiado tu vida después de Pamplona?

En nada. Me he tenido que levantar a las 6 de la mañana igualmente a trabajar. Jejeje. La gente que me vio durante San Fermín sí que me felicitó por ello, y se agradece. No obstante, como dije antes, esto lo hago por y para mí. Si ha servido para que la gente del pueblo coja afición, y sobre todo los jóvenes, me alegro mucho por ello. Este año he visto a muchos chavales del pueblo cada vez en más sitios y más cerca de los toros, y eso me encanta. Ojalá muchos más se animen a ponerse delante y sentir todas esas sensaciones.

 

¿Doctorarse en la Champions League de los encierros te permite coger toro más fácilmente, te dejan más sitio?

Nadie te deja coger toro porque te llames Talito o Fulanito. Jejeje. Al final en un encierro, sobre todo en un encierro rápido, todos nos las tenemos que buscar para hacernos nuestro sitio. Particularmente, si alguien viene con el toro, y veo que hay sitio para meterme entre el toro y él, lo hago, y si no, corro al mozo que lleve el toro hasta que se quite, porque en algún momento se tiene que quitar. Y ése es mi turno. Aquí las decisiones se toman en décimas de segundo.

 

Pamplona ha sido tu llegada al Olimpo. ¿Sientes ahora más presión?

Yo no lo diría así. Ha sido mi llegada al Olimpo personal. Es algo que llevaba mucho tiempo buscando y preparándome para ello. Para vencer el miedo que tenía a correr en esa calle, la Estafeta, y poder disfrutar delante de los toros. Eso lo he conseguido este año, porque aunque otros años haya estado delante de los toros, nunca disfruté una carrera por el agobio y el pánico que tenía. Era como una especie de claustrofobia. Sólo quien ha corrido en esa calle, sabrá de lo que hablo.

En el año 2011 sí que tuve presión. El primer día pude correr delante, y el segundo día también. Eso fue un jueves y un viernes. El fin de semana descansé de toros. El lunes volví a la carga y se me volvió a dar bien. Y eran tantas las felicitaciones que me llegaban desde casa, que al final parecía que tenía que correr para los demás y no para mi. Como anécdota te contaré que a partir del martes yo bajaba a correr y cuando sonaba el cohete acababa en un portal con 6 filas de guiris delante, con un miedo atroz. Ahí quieto, viendo pasar los toros. Y al final la calle Estafeta me agobió tanto que incluso dejé de correr encierros en general un par de años o tres.

En cuanto a la presión, este año desde luego que no la he tenido. Me conciencié muy bien de que nada externo me tenía que afectar, ni las felicitaciones de la gente ni los comentarios, así que en ese sentido estaba muy abstraído de todo. Estando así es cuando salen las cosas bien. La única presión que he tenido,ha sido la propia autoimpuesta, puesto que llevaba mucho tiempo queriendo hacer unos buenos San Fermines. Simplemente bajar a la calle a las siete y cuarto de la mañana y no tener miedo. O mejor dicho, poder controlar ese miedo. Porque éste siempre está presente. Lo demás todo llega. Un pelín de suerte para que viniese toro abriendo manada, como así ha sido todos los días (algo atípico) y no caer al suelo. Así puedo decir que he disfrutado mucho y me he venido a casa entero. Así que en ese aspecto, muy feliz.

 

¿Y has sentido presión al correr en Cuéllar?

Menos aún. Me gusta salir en las fiestas de mi pueblo, y como dice el refrán, no se puede estar en misa y repicando. Así que si estoy descansado de la noche anterior, sí que corro. Si no, no. O si he llegado tarde, me quedo en la cama. Este año he corrido sólo dos días, y un tercero iba a hacerlo pero los toros entraron andando. Lo que más me apena es que por haber salido me haya perdido “La Suelta”.

 

¿Cómo valoras los de este año en Cuéllar?

Hablando únicamente del tramo urbano, que es lo que yo he vivido, y teniendo en cuenta que sólo he estado en tres encierros, han sido unos encierros sin pena ni gloria, ya que los toros entraron andando después de la paliza que se metieron por los pinares. Los del martes y jueves, a mi juicio, fueron el encierro que Cuéllar tendría que tener siempre por las calles. Un encierro rápido para poder disfrutar corriendo. Aunque el ganado deja mucho que desear. El domingo de fiestas tendríamos que volver a tener unos señores toros, como antes, ya que es cuando más gente viene. El resto de días también se debería de mejorar la presentación del ganado.

 

¿Usas periódico para tirar del toro para darte seguridad, para medir distancias,…?

En realidad no. Soy muy supersticioso con ésto. Cuando empecé a correr con un periódico, y veía que no me pasaba nada, era incapaz de salir a la calle sin él. De la misma manera, tampoco me falta en el cuello mi Virgen del Rosario, la estampita de San Fermín en el bolsillo o el pañuelo de la peña Donibane de Pamplona. Son una especie de amuletos y me gusta llevarlos para sentirme protegido. Parece que si no los llevo, algo me falta. Lo mismo me pasa hasta con el calentamiento antes de un encierro. Todos los días ha de ser idéntico. Manías. Jejeje.

 

¿Qué tenemos en Cuéllar que no tienen en otras localidades?

Sin duda, la Suelta. Es algo único en España. Esa espera en los corrales del río Cega con los nervios a flor de piel… ¿Cómo saldrán? ¿Tirarán todos pa´lante? ¿Saldrá toro delante tirándose a por la gente? Yo particularmente ahí paso más miedo que corriendo. Procuro verlo cerca de algún coche por si hay que echar mano de él, que nunca se sabe. Es campo abierto y terreno arenoso. Ahí el toro tiene todas las de ganar. Cuando tú das una zancada, el toro ha dado tres.

 

¿Qué te gustaría que tuvieran los encierros de tu pueblo?

Que se hicieran o salieran las cosas bien. Que vinieran buenos toros, de nombre, y con buena presentación. Que hubiese un encierro tranquilo por el campo y una carrera rápida por las calles. Pero estamos hablando de animales, y si el toro dice que no, es no. Ahí la mano del hombre poco puede hacer. Y por supuesto que viniesen más corredores de fuera para que tuviese más vistosidad. Esto último también es complicado porque coinciden con San Sebastián de los Reyes y también es un encierro atractivo para correr.

 

No hay cifras oficiales pero, ¿no te da la sensación de que cada vez corren menos personas y son más especialistas?

No creo que sea así. El festejo popular está en auge, y cada vez más. Yo veo a muchos chavalillos empezar en ésto, y aquí en Cuéllar tenemos unos cuantos. Cuando yo tenía su edad, había otros corredores más mayores que yo, pero así jóvenes, sólo dos. Jairo y yo. Ahora parece que viene una buena hornada y además pisando fuerte.

 

¿Ocurre lo mismo en otras zonas de España?

En Navarra y La Rioja no hay más que ver sus encierros “Txikis” para darse cuenta de que el futuro del encierro está asegurado. Ver a los niños correr delante de las becerras es precioso. Además, ahora hay una cantera espectacular de chicos jóvenes navarros y madrileños, que se mueven por toda España de encierro en encierro y se ponen en la cara de los toros. Con chicos como esos, cada vez se hace más difícil hacerse un hueco. La juventud viene con ganas.

 

¿Y ante los ruegos de tu familia: hijo, no corras más…?

Mi familia lo tiene más que asumido. Los ruegos hace mucho que acabaron. Jejeje. Saben que por más que insistan lo dejaré si a mi me apetece dejarlo, como así hice hace unos años. También saben que me gusta demasiado, y aunque sufran mucho, en el fondo les gusta que yo sea feliz. A veces hay que exponerse al peligro para sentirse vivo.

Y mi novia Carmen, me conoció así, así que tampoco me dice nada. Únicamente, que tenga cuidado.

 

La última: ¿Dónde compraste tu icónica camiseta con la bandera de Inglaterra?

En realidad no tiene nada de especial. Todos los años, al empezar la temporada, me compro un par de camisetas baratillas que yo llamo “de la suerte”. El año pasado corría con una de rayas. Si me pasa algo, ya sea caída o cualquier otra cosa, las jubilo, y si no, tienen fecha de caducidad igualmente: cuando acaba la temporada. El año que viene cambiaré de equipación, que estas ya tienen mucho trote. Jejeje. Procuro ponérmela en todos los encierros a los que voy, aunque a veces dejo a un lado las supersticiones y me pongo cualquier otra.