Sinodal de Aguilafuente (Segovia. Juan Párix. 1472).

Sinodal de Aguilafuente (Segovia. Juan Párix. 1472).

El Ministerio de Economía y Competitividad ha concedido un proyecto de investigación cuya finalidad va a ser recopilar y describir los incunables españoles. El proyecto, titulado “Repertorio bibliográfico de incunables españoles”, y que se realizará entre 2017 y 2020, forma parte de los proyectos I + D del Programa estatal de fomento de la investigación científica y técnica de excelencia, subprograma estatal de generación del conocimiento, y estará dirigido por el profesor Fermín de los Reyes, de la Universidad Complutense, que ha estudiado la imprenta en Segovia y también las bulas incunables.

El objetivo es la búsqueda de incunables españoles en cualquier fuente (bibliotecas, archivos, documentación), su análisis y su descripción, de forma que se pueda contar con una sola publicación en que estén reunidos, lo que ahora mismo no ocurre, ya que la información está dispersa en catálogos y bibliografías. El número de incunables españoles controlados está en torno a los 1.060, impresos en al menos 26 localidades, y se calcula que puede aumentar en un centenar, sobre todo por la localización de bulas de indulgencias y otros impresos menores en archivos y bibliotecas. También se incluirán noticias de los incunables que se encuentran solo en documentos, por ejemplo en inventarios o en contratos de impresión, aunque no haya ejemplares conocidos.

El periodo incunable español transcurre desde 1472, fecha de publicación del Sinodal de Aguilafuente, hasta el 31 de diciembre de 1500. Segovia continúa encabezando la imprenta española, aunque hubo poblaciones como Barcelona, Valencia o Sevilla que contaron con imprenta ya en 1473. En cuanto a la producción, destacan Salamanca y Sevilla, con 150 ediciones, seguidas por Barcelona, con 128, y Burgos y Zaragoza, con 112. Según el Investigador principal, Fermín de los Reyes, “todavía hay muchos enigmas por resolver, como quién imprimió la Bula de Borja, pregonada en Segovia en 1473, cuáles fueron los talleres que dieron a la luz varias ediciones del Sacramental, de Sánchez de Vercial o quiénes imprimieron las bulas de indulgencias en las primeras décadas”. También se siente esperanzado con la aparición de nuevas ediciones, como ha ocurrido con las bulas de la catedral de Segovia o con las de Cuéllar, lo que indica que aún tenemos un patrimonio bibliográfico por descubrir, lo que supone un reto.

El equipo es multidisciplinar, pues se compone de bibliotecarias de fondo antiguo, como María José Rucio (Jefe de Servicio de Manuscritos e Incunables de la Biblioteca Nacional), Marta Torres y Mercedes Cabello (Directora y Jefe de Procesos de la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla” de la Universidad Complutense), Mª Eugenia López Varea (Fondo antiguo de la Universidad Pontificia de Comillas) o Arantxa Domingo (Fondo antiguo de la Real Biblioteca); de una paleógrafa, Ana Belén Sánchez UCM), de un hebraísta, Jesús de Prado (de la Universidad Nacional Autónoma de México), y de especialistas en libro antiguo como José Luis Gonzalo (Decano de la Facultad de CC. de la Documentación de la UCM), Benito Rial (experto en tipografía, UCM), e Inmaculada García-Cervigón (que realiza la tesis sobre la imprenta en Toledo).