Con pena los cuellaranos asistieron ayer al fin del Carnaval representado en el tradicional Entierro de la sardina. Usuarios del centro de Día de Personas Mayores, de Fundación Personas y vecinos del municipio acompañaron el cortejo fúnebre en el que las lágrimas y los lamentos por la pérdida fueron los protagonistas.
Al son de la dulzaina y el tamboril de Los Guti el cortejo partió del Centro de Día para descender por la calle Modesto Fraile hasta la Avenida de Los Toros, recorrer los Paseos de San Francisco y por la calle Nueva y calle Hojalatas volver al Centro. Allí, en su patio, se procedió como es tradición a la quema de la sardina, aunque en esta ocasión se incineró a otra sardina ya que la que participó en el cortejo fue indultada.
Para finalizar, los asistentes disfrutaron de sardinas asadas y limonada.