|La restauración, junto a la del traje del niño y el velo, se ha desarrollado durante cinco meses |

| El manto fue donado por el padre Benito de Frutos|

| Fotos: Nuria Pascual|

El santuario de El Henar recibió ayer, tras su restauración, el manto de la virgen de la Orden de Carlos III, que fue donado por el padre Benito de Frutos.

Hasta el domingo, el manto se ha colocado sobre la réplica de la virgen y se expone en el templo sobre la carroza del siglo XVII en la que se portaba la imagen. De este modo todos los que acudan a los actos del 50 aniversario de la coronación canónica de la imagen podrán verlo.

Hasta el Santuario se desplazaron desde el centro de conservación y restauración de bienes culturales de la Junta, su directora, Ana Carmen Pascual, Cristina Gómez, restauradora del Museo de Segovia, Alberto Plaza, fotógrafo del museo y Cristhian Valverde el restaurador responsable de los trabajos, para colocar el manto.

Valverde señaló que “el tejido presentaba suciedad generalizada y muchísima deformación por el tiempo que estuvo en la imagen y por el sistema de exposición que tenía en una vitrina”. Asímismo, indicó que tenía “muchísimos agujeros, desgarros, cercos por humedad que han dañado el tejido”, añadió que tiene además un defecto de origen de tinción “porque tiene muy poco mordiente”. Detalló que se ha llevado una limpieza en seco, mecánica, y se han corregido las deformaciones, reintegrándose los agujeros y tejido rasgado, y se ha puesto un tejido secundario debajo para consolidar ciertas zonas.

También se ha trabajado la consolidación de los hilos de plata, ya que muchos de ellos estaban sueltos y se apreciaban antiguas intervenciones “que no eran correctas. se habían vuelto a coser los hilos metálicos montados unos encima de otros”, señaló el restaurador. Así explicó que se ha quitado esa antigua intervención, se han vuelto a alinear los hilos de plata y se ha consolidado con hilo de seda “y eso le ha devuelto su brillo natural”. También se ha modificado el forro del tejido para evitar que se produzcan bolsas por el peso del manto, así explicó que se ha utilizado “el sistema que usan los tapices para evitar bolsas y deformaciones del manto”.

Los trabajos se han prolongado durante cinco meses, siendo lo que más tiempo ha llevado de la restauración los trabajos relacionados con los hilos metálicos “una vez que están deformados cuesta muchísimo devolverles la forma original”, afirmó Valverde.

Junto al manto se restauraron el traje del niño, realizado en el mismo tejido, y el velo de la virgen, las tres piezas del conjunto.

Ana Carmen Pascual, apuntó que se han seguido los criterios habituales del centro de conservación y restauración “manteniendo la obra en las condiciones de su origen”. Explicó que antes de la restauración se realizaron estudios y análisis de las telas, identificando por ejemplo la plata “que es purísima”. “El centro lo que hace fundamentalmente es primero conocer las piezas, estudiarlas, saber qué elementos las componen y con ello conseguir que toda la intervención no afecte a la conservación futura de la pieza”.

La Junta de Castilla y León ha asumido el coste de los trabajos, aunque desde el santuario han sufragado el coste de los seguros y los traslados.

El manto podrá admirarse hasta el domingo, y después se recogerá y guardará hasta que se disponga de una vitrina con las condiciones adecuadas para exponerlo.

 

El manto

El historiador cuellarano Juan Carlos Llorente apunta que el manto fue donado a la virgen por el sacerdote cuellarano Benito de Frutos, quien estuvo en Segovia “al servicio del Obispado y de los organismos institucionales encargados de registrar y velar por el  patrimonio histórico artístico de la provincia de Segovia”. Llorente destacó el gran valor histórico y etnográfico de los trabajos fotográficos de De Frutos, que era “muy devoto de la Virgen de El Henar” y en 1921 predicó las novenas previas a la romería y regaló el manto.

El manto es de seda natural en azul con estrellas bordadas en plata y una gran orla, también en plata, con leones rampantes, castillos y el emblema III entre corona de laurel repetido entre ellos. La imagen solía vestirlo en los días de su romería. Es una pieza de gran valor, ya que son pocos los mantos de esta orden que se conservan.