| Juan Damascene Ndayisenga y Lorenzo Antonio Sáez le acompañarán como vicarios |

| El Obispo presidió la misa de nombramiento |

La iglesia de San Miguel de Cuéllar acogió el nombramiento del nuevo párroco, Alberto Espinosa, y de los dos vicarios, Juan Damascene Ndayisenga y Lorenzo Antonio Sáez. El acto se llevó a cabo en una eucaristía que estuvo presidida por el obispo de Segovia, César Franco, y concelebrada junto a otros sacerdotes además del vicario y Deán de la catedral de Segovia Ángel García Rivilla.

Desde la comunidad parroquial mostraron su alegría por recibir a los nuevos representantes de la Iglesia en el municipio y agradecieron su labor a sus predecesores. Seguidamente, García Rivilla leyó el nombramiento de Alberto Espinosa como párroco “de la Unidad Parroquial de Cuéllar, Escarabajosa de Cuéllar, Las Fuentes, Lovingos, Arroyo de Cuéllar y la jurisdicción del Santuario de El Henar”. El sacerdote realizó después la profesión de fe y el juramento de fidelidad.

La misa estuvo llena de actos simbólicos, desde la entrega de la pila bautismal “como signo del compromiso evangelizador” hasta la de la llave del sagrario y con ella la asunción del compromiso de trabajar con la Comunidad cuellarana. También recibió la sede penitencial, acercándose a los confesionarios del templo.

Franco destacó en la homilía la falta de vocaciones en la provincia, señalando que únicamente se cuenta con dos seminaristas. Así, dijo que son necesarias vocaciones “para que haya Iglesia”. El Obispo mostró su gratitud hacia los tres sacerdotes que han dejado la villa para ir a otros destinos, y también para los que llegan. A ellos, les animó “a vivir el ministerio con el gozo del primer día” y a servir a los pueblos encomendados, poniéndoles “bajo la protección de la virgen de El Henar”. Su imagen presidía el altar, ya que se celebran estos días sus novenas, por ello se rezó su oración y se concluyó con una canción dedicada a ella.

Espinosa se dirigió a los asistentes señalando “siempre he dicho sí a la Iglesia y me ha ido bien”. Recordó que como sacerdote pasó siete años en Santo Tomé del Puerto, 19 en Prádena y los últimos 18 en Carbonero el Mayor y Yanguas de Eresma. Se mostró feliz de estar ahora en la villa, un sentimiento que dijo era compartido por sus compañeros y por el sacerdote de Vallelado que les echará una mano en El Henar.