Cáceres durante el tratamiento a un paciente. | Foto: Gabriel Gómez |

Los comercios y empresas continúan abriendo sus puertas adaptándose a la nueva situación en el marco de las medidas establecidas por el gobierno. Este es el caso de Fisioterapia Cáceres Álvarez-Jemaje que esta semana volvía a ponerse en funcionamiento tras más de mes y medio cerrada. Un tiempo en el que su director, Jesús Cáceres, afirma que ha tenido tiempo de “pensar la forma de arrancar”.

Cáceres destaca la importancia de saber “a lo que tienes que enfrentarte”. “Un frente es el contagio de coronavirus y otro es quitar el miedo, la sicosis que la gente tiene”, afirma añadiendo que  es una cuestión a la que ahora se enfrentan muchas empresas.

Conocedor del sector porcino al que se ha dedicado, Cáceres apunta que ese sector ha padecido muchas epizootias ya que el cerdo es un animal que se contagia muy rápido y sufre muchas bajas y la medida de combatirlo es la bioseguridad. “Y la bioseguridad es lo que hay que tener contra el virus”, asegura, para dar seguridad y también confianza a las personas de que se están siguiendo las medidas marcadas por Sanidad y las que podamos añadir.

 

Medidas

A la higiene habitual en la clínica se ha sumado una mayor desinfección “desinfectamos sobre desinfectado”, afirma su director. En la entrada han instalado un empapador para desinfectar el calzado y un dosificador de gel hidroalcohólico para las manos. Todo el material que utilizan es desechable y las salas están higienizadas con productos virucidas autorizados por Sanidad que se aplican en camillas, taburete… “lleva más tiempo pero son medidas de seguridad que tienes que tomar”. Los trabajadores del centro están dotados de EPIS, mascarillas, pantallas faciales, guantes…

La desinfección está presente en todos los espacios. | Foto: Gabriel Gómez |

Así destaca que ellos trabajan muy en contacto con el paciente, algo que les imposibilita mantener los dos metros de distancia establecidos, aunque considera que las medidas previenen cualquier tipo de riesgo. “A mi no me da miedo, creo que la bioseguridad está para eso, para quitar ese miedo y la posibilidad de contagio que puedas tener”, afirma.

Para garantizar la correcta limpieza de los espacios están espaciando más las citas y como disponen de salas libres cuando llegan los pacientes les pasan directamente para que permanezcan el menor tiempo posible en la sala de espera.

Tanto en el centro de Cuéllar como en el que tienen en Íscar han comenzado esta semana con la plantilla al 50% pero en  ocho días esperan estar ya al 100%.

En cuanto a los pacientes, Cáceres señala que cuando les detallan la bioseguridad que aplican dejan a un lado las reticencias a acudir a la clínica y van con confianza. Así están atendiendo patologías habituales como sobrecargas de espalda, contracturas, tirones…

Cáceres señala que ha adquirido un vaporizador mixto que permite vaporizar ozono, virucida o ambas cosas. Apunta que en principio lo van a utilizar durante los findes de semana, cuando la clínica permanece cerrada, para que transcurra un tiempo y no queden partículas. La utilizarán con un virucida y detalla que la máquina produce un vapor seco que llega muy bien a todos los espacios y les dará “un plus de tranquilidad”.