Como cada día de Año Nuevo la imagen del Niño de la Bola iniciaba a las 17.00 horas, tras el repique de campanas, la primera procesión del año, portada en andas por miembros de su Cofradía. Partía de la iglesia de San Miguel al son de la dulzaina y el tamboril de los Hermanos Ramos para recorrer las calles del casco histórico comenzando por la calle del Colegio.
La tradición se repetirá de nuevo el 6 de enero, Día de Reyes.
Los actos en torno a la imagen del Niño de la Bola comenzaron con la misa en la iglesia de San Miguel y en esta edición José Olmos es quien ejerce como mayordomo en las procesiones.
No es esta una procesión multitudinaria pero sí un acto muy arraigado en los vecinos de la villa que cada año coinciden acompañando al Niño en los actos. El recorrido realizó la habitual parada en la iglesia de San Esteban, sede original de la imagen hasta su deterioro. Allí se realizó la oración del Niño y se entonaron sendos villancicos.
El párroco de la villa, el alcalde de Cuéllar y varios ediles acompañaron el desarrollo de la procesión que concluyó tornando a San Miguel tras más de dos horas de desarrollo. No faltaron, un año más, los danzantes que de cara a la imagen repitieron las danzas tradicionales de este desfile procesional.
En esta primera procesión del año la imagen del Niño de la Bola vestía uno de los trajes más antiguos que conserva su Cofradía, según señaló Juan Carlos Llorente, historiador y cofrade de la imagen.
Tras la procesión, la Cofradía rindió homenaje a dos de sus hermanos y posteriormente compartieron un refresco en el Centro Parroquial.
La imagen volverá a salir a las calles del casco histórico de la villa el 6 de enero, día de Reyes; en esa jornada se volverá a realizar el mismo recorrido y los cuellaranos volverán a mostrar su devoción a esta imagen.