| Por Fermín de los Reyes | | Fotos: Museo de Segovia |

El estudio pormenorizado de las bulas halladas en el cadáver de Isabel de Zuazo no deja de aportar nuevos datos. Uno de los últimos, y más relevantes, es la ampliación de la cronología en cinco años, pues si hasta ahora se creía que las bulas terminaban en 1539, una de ellas es de 1544.

Son varias las bulas tomadas por Isabel en el pontificado de Paulo III, alguna datada en 1539, otras en torno a esas fechas, pero extrañaba que no tomara ninguna más en los años siguientes cuando a lo largo de su vida había sido constante su preocupación por adquirir todo tipo de indulgencias. La última vez que se la documenta es el 2 de septiembre de 1544 como madrina de un bautizo en la parroquia de San Pedro, debiendo de fallecer poco después. No era lógico que por entonces dejara de tomar bulas, más si se piensa que eran sus últimos años, en que la muerte se tenía que ir haciendo cada vez más presente. Pues bien, los fragmentos de una bula (fragmento 16) nos han podido demostrar que la mujer de Martín López, entonces viuda, siguió adquiriendo bulas de bula_fragmento-16_museo-deindulgencias hasta, al menos, 1544, un total de 60 años desde que compró la primera allá por 1484.

De la bula en cuestión se conservan cinco fragmentos, habiéndose perdido partes tan importantes como el título, la fecha y la firma del responsable. Se aprecia parcialmente el escudo de Paulo III (1534-1549), pero el arco temporal es demasiado extenso. Sin embargo, las menciones a Cataluña, Cadaqués y Palamós, además de al rey de Francia se refieren a un contexto histórico muy definido: el ataque del pirata Barbarroja, en connivencia con Francisco I, a la Costa Brava y Valencia saqueando y quemando una parte de las localidades, entre las que se encuentran las citadas. Esto sucedió en octubre de 1543 y obligó al papa a conceder una nueva bula de Cruzada para contribuir a los gastos que suponía la defensa contra el turco. Las fuentes citan esta concesión, por tres años, entre finales de diciembre de 1543 y principios de 1544, por lo que la impresión y predicación de la bula hubo de ser necesariamente de este último año o posterior. A falta del hallazgo, en alguna otra biblioteca, de un ejemplar completo que aporte más datos, se mantiene el año de 1544. Existe alguna de contenido similar, de 1546, en la Universidad Complutense, parte de cuyo texto describe las “hazañas” de los otomanos aliados con los franceses: “matando cruelmente mucho número de hombres, cautivándolos, deshonestando las mujeres y doncellas, talando los campos, quemando las cosas, destruyendo los lugares como parece en todas estas costas de Cataluña y Valencia y reinos de Nápoles y Sicilia…”.

La bula hallada en Cuéllar está impresa probablemente en el Monasterio de Nuestra Señora de Prado de Valladolid por Juan de Villaquirán y pese a su mal estado ha ayudado a ampliar en cinco años el conjunto.

Este es un sencillo ejemplo de cómo cualquier dato puede ayudarnos a identificar un documento incluso aunque esté incompleto, y de cómo el pirata Barbarroja, sin pretenderlo, nos ha dado la clave de esta bula, que demuestra que Isabel de Zuazo estuvo al menos 60 años de su vida consiguiendo indulgencias para liberarse de pecados y de las penas del purgatorio. A la vista de ello, parece casi seguro que Isabel descansa en paz.