|Por Julián González|

Quien lea sólo el titular de esta columna de opinión creerá que de lo que se va a hablar es del “sumo hacedor”. De aquel, que según cuenta el libro sagrado de los católicos creó todo lo que hoy conocemos. Pues no, pero casi. Me voy a referir a el Sr. Alcalde de Cuéllar y a 10 días de cerrarse el plazo para presentar listas no sabemos si también candidato del Partido Popular. Si por algo se ha caracterizado estos ocho años de alcaldía del Sr. García Pastor ha sido por la prepotencia de su actuación en el cargo. De los debates en los plenos y en sus declaraciones en los medios de comunicación parecía deducirse que él ha sido el principio de todo, antes de él no ha habido corporaciones municipales que poco o mucho han realizado su trabajo en beneficio de la localidad. Él y sólo él ha sabido pedir subvenciones. Sólo él ha traído inversiones a la localidad. Sólo con él el turismo ha venido. Sólo con él las fiestas de los encierros han llegado a lo más alto. Sólo con él se han contratado trabajadores para servicios municipales. Solo él sabe de números. Sólo él sabe lo que hay que hacer en cada situación. Sólo se hace lo que él dice. Así no es de extrañar declaraciones como “se que estoy fuera de la legalidad, efectivamente, porque no está adjudicado pero prefiero correr ese riesgo que no arruinar al pueblo de Cuéllar” cuando se refiere a la prórroga ilegal de la concesión del servicio municipal del agua, o su negativa a instalar el monolito de homenaje a los represaliados del franquismo en la explanada del castillo “mientras yo sea alcalde no se instalará la escultura” o las medias verdades expuestas en el pleno cuando contesta que no va a costar nada a los cuellaranos su cabezotonería del monolito, cuando si se confirma la sentencia el día 15 de abril nos costará el capricho del alcalde en torno a los seis mil euros en costas. En una cosa hemos ganado. En procesiones.