La mujer y el medio rural fueron los temas que analizaron las jornadas desarrolladas por Iniciativa Social de Mujeres Rurales, Ismur, en Cuéllar. Se abordó el papel de la mujer y su consideración en diferentes ámbitos desde la publicidad a la Sanidad, sin pasar por alto otras cuestiones como la corresponsabilidad. Un tema este último que abordó Teresa Gema Martín, profesora de la UVA y miembro de la cátedra de estudios de género.

Martín fue la técnico encargada de realizar el `Estudio y guía de corresponsabilidad en el medio rural de Castilla y León´. El documento nació de la necesidad de lograr la corresponsabilidad entre el ámbito privado y profesional como herramienta básica para el logro de la igualdad entre hombres y mujeres, y ante todo para facilitar la incorporación de la mujer al mundo laboral sin que su vida privada y su desarrollo suponga un obstáculo para desempeñar su vida profesional o pública.

Martín subrayó la importancia de diferenciar los conceptos de sexo y género. Así explicó que sexo es aquello con lo que nacemos y el género es “en lo que nos convertimos o nos convierte la sociedad”. Habló sobre el patriarcado y el androcentrismo, señalando que  “el hombre es el responsable de su casa, de su mujer, familia, hogar, trabajo, bienes…”. “El mundo se ve con mirada masculina”, afirmó. Detalló que la corresponsabilidad son las obligaciones y compromisos compartidos entre mujeres y hombres.

Se refirió también a la ley 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. La Ley establece principios de actuación de los Poderes Públicos, regula derechos y deberes de las personas físicas y jurídicas, tanto públicas como privadas, y prevé medidas destinadas a eliminar y corregir en los sectores público y privado, toda forma de discriminación por razón de sexo.

 

Estudio

El estudio refleja como en los municipios menos de 20.000 habitantes de la región el 51,62 % son hombres mientras que el 48,37% mujeres, cifra que se invierte en el caso de los municipios de más de 20.000 habitantes con un 52,86% de mujeres y un 47,14% de hombres. Un 66,45% de las mujeres en el medio rural tienen hijos y son ellas las que mayoritariamente se encargan de los mismos (63,83%), solo un 23,83% comparten esa tarea.

El estudio refleja que la mujer que trabaja fuera del hogar continúa haciendo las tareas domésticas como la limpieza o la comida, mostrándose satisfechas con su labor en el hogar.

Entre las ventajas de la corresponsabilidad Martín apuntó la importancia de educar a los hijos desde la infancia, mejora las relaciones de pareja, aumenta el bienestar de las personas y la sociedad, se comparte más tiempo en el hogar y se disfruta más de los hijos.

“Si cada persona hiciéramos por un momento el trabajo que hace el otro lo valoraríamos más”, afirmó.

Otro de los temas que trató Martín fue el de `La mujer en la creatividad publicitaria del hoy y el ayer´ mostrando la evolución desde la cosificación de la mujer hasta el siglo XX mostrándola como una mujer débil, como un objeto sexual, nada liberada, hasta la actualidad en la que  se comienza a mostrar otro modelo de mujer: fuerte, atrevida.

Asistentes a las jornadas. | Foto: Nuria Pascual |

Salud y Género

Rosa María Cárdaba, enfermera, doctora en género y profesora de la UVA habló sobre salud y género y puso de manifiesto su compromiso con el medio rural al que pertenece. Afirmó que no hay diferencias en cuanto a salud entre el medio rural y el urbano, si las hay en cambio en cuanto a la accesibilidad al sistema. Señaló que en salud lo más importante es la equidad, la reducción de las desigualdades. Así apuntó que hasta los años 80 “la mujer no existía” y fue en los 90 cuando se hicieron visibles. Recordó la ausencia de mujeres en las cohortes de investigación ya que se probaban las dosis de medicamentos en hombres y se suministraban igual a las mujeres. Apuntó la necesidad de que se estudien las diferencias y semejanzas en salud de hombres y mujeres.

Cárdaba  afirmó que a nivel sanitario “solo se estudia a la mujer en lo relativo a la reproducción“. Se refirió a la “invisibilidad de las mujeres en patología cardiovascular”, detallándola diferencia de la sintomatología del infarto en hombres y mujeres ya que las mujeres no sienten dolor en el pecho sino sensación de indigestión, fatiga y debilidad, dolor o quemazón en el cuello… lo que se denomina síndrome de Yelt. Otros aspectos diferenciales que señaló fueron que la mujer sufre más alergias y más enfermedades autoinmunes y por ejemplo despierta antes de una anestesia pero tardas más en recuperarse de ella.

Habló también de problemas de salud por inequidad como el feminicidio, de la violencia de género “física, psicológica, sexual, económica, patrimonial, social y vicaria”. De su responsabilidad sobre los hijos de la pareja, del tabú de la menstruación y aseguró que la sociedad debe normalizas la maternidad. No se olvidó de otros poroblemas que sufren las mujeres como la mutilación genital femenina, el tráfico ilegal de mujeres y niños, el imperativo de la belleza y la delgadez, anorexia y bulimia…

 

Violencia de género en el medio rural

Las jornadas continuaron ayer con la doctora en sociología Rosario san Pedro que habló sobre mujer y ruralidad y presentó las conclusiones del estudio sobre la violencia de género en el medio rural, estudio realizado en colaboración Ismur. Unas conclusiones que desvelan, entre otros aspectos, que las formas familiares de inserción laboral, ya sea en la agricultura o en otro tipo de negocios familiares, siguen siendo un terreno en el que el trabajo de la mujer es considerado complementario y subsidiario del varón; la invisibilización del trabajo femenino va acompañada de situaciones de dependencia económica y de atribución exclusiva del trabajo doméstico y de cuidado. El modelo tradicional de domesticidad femenina está en retroceso. Las mujeres rurales mayoritariamente han naturalizado su participación en el mercado de trabajo, aunque en ocasiones, el trabajo remunerado se asume al tiempo que la totalidad del trabajo doméstico. El estudio refleja que medio rural parece ofrecer abundantes oportunidades de empleo para las mujeres, aunque siempre en sectores de baja y media cualificación, siendo la movilidad un recurso clave para la autonomía económica y personal de las mujeres. En ocasiones, señala que el medio rural impone un aislamiento físico a las mujeres que las coloca en situación de vulnerabilidad frente a potenciales situaciones de violencia de género.

Por otro lado apunta que la corresponsabilidad en las tareas domésticas y de cuidado está muy lejos de lograrse, y la conciliación de la vida laboral y familiar sigue siendo muy complicada para las mujeres que habitan el medio rural.

Ante potenciales situaciones de violencia, el estudio señala que el entorno rural puede actuar como un recurso para las víctimas, al poder recurrir a familiares, vecinos y conocidos, aunque éstos pueden también actuar como disuasor a la hora de denunciar una situación de violencia. Una parte importante de las mujeres entrevistadas habían sido testigos de situaciones de violencia de género.