Las calles de Cuéllar se han llenado de ilusión con la cabalgata de los Reyes Magos de la que grandes y pequeños han disfrutado durante unas tres horas. El recorrido ha sido el tradicional, el que marcan los belenes vivientes instalados en los barrios de la villa.

Centenares de personas han colaborado  en la organización y desarrollo de esta cabalgata en la que los cuentos de Disney han sido el hilo conductor: Peter Pan, Aladino y Frozen han sido los temas de las tres carrozas que portaban a los Reyes, cada una de ellas preparada y acompañada por alumnos y padres de uno de los colegios de infantil y primaria de la villa: San Gil, La Villa y Santa Clara. A las Ampas de los tres colegios se han sumado los vecinos de los barrios que preparan los belenes y miembros de otros colectivos y asociaciones que se empeñan en lograr que sea un día especial sobre todo para los niños.

El primer belén que han visitado ha sido el instalado en la iglesia de San Andrés, han continuado por el del barrio de Valdihuertos y el de la iglesia de San Francisco, para continuar visitando el del barrio de Santa Clara situado en La Resina, el ubicado en el atrio de la iglesia de El Salvador y el del barrio de La Cuesta, junto a la calle Segovia. El belén de la plaza Mayor ha sido la última parada y  después los Reyes se asomaron al balcón del Ayuntamiento para dirigir unas palabras cuantos les esperaban, para concluir entregando regalos, recibiendo las peticiones de algunos niños en el salón de actos del Ayuntamiento y dando los premios a los ganadores del concurso municipal de belenes. Todo ello antes de iniciar una intensa noche de trabajo para hacer llegar sus regalos a grandes y pequeños.

No han sido solo caramelos lo que los visitantes han recibido al paso de los Magos de Oriente, ya que durante la espera en los belenes se ofrecía: caldo, chocolate con bizcochos, chorizo, castañas, pastas… todo venía bien para mitigar las bajas temperaturas que han acompañado al desarrollo de la cabalgata.

La charanga Flau & cía ha sido la encargada de amenizar con sus sonidos la espera del público en cada belén hasta la llegada de los Magos de Oriente.