| El ramo que sirvió de testigo en la carrera se ofreció a la virgen ante el altar |

| Fotos: Nuria Pascual |

La LXV Carrera a El Henar cumplió un año más con su objetivo de llegar desde Valladolid hasta el santuario de El Henar con flores para la virgen. Pasadas las 13.00 horas el último de los relevistas llegaba al recinto del santuario. Junto a la carretera de Viloria le esperaban otros relevistas e integrantes de las familias que durante más de seis décadas han mantenido esta tradición viva. Se unieron a él y le acompañaron en ese último tramo de carrera  hasta el santuario.

Ramo en mano el último atleta accedió al templo y se detuvo ante el altar, donde fue recibido por el sacerdote Jean Damascene Ndayisenga, para después situar el ramo que había servido de testigo durante la carrera ante el altar con un cartel con el nombre de la prueba.

La carrera partió de la parroquia de La Milagrosa del popular barrio de Las Delicias de Valladolid a las 9.00 de la mañana. Poco antes se había celebrado un breve acto en el que se leyó la Ofrenda preparada para la edición del presente año y se bendijo el ramo de flores que se lleva en carrera constante hasta el Santuario de El Henar. Portando las flores, el primer relevista se dirigió al paseo Juan Carlos I, para después enfilar la carretera de Segovia en la que se desarrolla el resto de la carrera.

Con un total de cincuenta y cuatro corredores, cuyo número contrastaba enormemente con los siete participantes de las dos primeras ediciones de los años 1959 y 1960, se sucedieron los relevos del ramo de flores. En los pueblos por los que pasa la carrera: Herrera de Duero, Aldeamayor de San Martín, Arrabal de Portillo, Santiago del Arroyo, San Miguel del Arroyo y Viloria del Henar, el cambio del ramo se efectuó de forma muy emotiva, pues los vecinos de esas localidades animaron de forma especial a los atletas. Dado que se incorporan en cada edición nuevos corredores, de muy corta edad, los recorridos varían mucho, desde alrededor de los 100 metros para los más pequeños, el menor en esta ocasión tenía 2 años de edad), hasta los 3 kilómetros para los más experimentados.

Los corredores y sus familias participaron en la eucaristía de las 13.00 horas, dentro de la cual se ofreció el ramo de flores que se había llevado en carrera constante desde Valladolid y se leyó la ofrenda que cada año expresa las intenciones y los deseos que se dedican a la Virgen de El Henar. Es una oración escrita en pergamino, “oración del peregrino que pide ayuda a la Madre en estos tiempos difíciles y expresión de amor filial que ruega para seguir siendo fieles al compromiso establecido hace tantos años”.