| Junto al grupo local participaron danzantes de El Escorial y Vegas de Matute |

|Fotos: Gabriel Gómez|

Sin la presentación de la corregidora de las fiestas, sus damas y las madrinas de las peñas, pero con toda su esencia, anoche se celebró la trigésimo sexta edición del Festival Nacional de Jota. Una cita que para un mejor control de aforos volvió al que fue su primer escenario, la plaza de toros de Cuéllar, dejando en esta ocasión el patio de armas del Castillo donde se ha desarrollado en los últimos años.

El Grupo de Danzas Villa de Cuéllar, organizador del certamen, confió en la exconcejala de Cultura, Sonia Martín, la presentación del certamen y la introducción de los tres grupos, incluido el anfitrión que intervinieron.

El primero en actuar fue el Grupo de Danzas Rompiendo el Baile de El Escorial un grupo que nació a finales de 2010 y que cuenta con integrantes experimentados en el mundo del folklore además de renombrados músicos. Huyendo de la monotonía y la repetición, pero sin perder el aroma de la tradición folklórica de su zona, este grupo pretende renovar y mostrar un sexto sentido sobre los sonidos y los pasos de sus miembros con un repertorio variado, de calidad y con firma propia. Así interpretaron piezas propias como una Jota de Ronda o las Guijaraciones, pieza basada en la jota de la localidad segoviana de Guijar. La Jota de Santa María o la del Tío Callejo completaron su actuación.

El Grupo de Danzas Cal y Tomillo de Vegas de Matute fue el siguiente en subir al escenario para  interpretar diferentes piezas que forman parte de la tradición folclórica de su localidad y de la provincia. Así abrieron con una adaptación a su pueblo de los Labradores para continuar con la Jota de Valverde, y con la seguidilla y Ronda de Vegas de Matute. Estas últimas piezas según explicaron desde el grupo fueron recogidas en 1947 por la Sección Femenina lo que hace que se dancen como se hacía antiguamente, aunque  a la ronda le dan ahora su propio estilo.

El Grupo de Danzas Cuellarano apostó en esta ocasión por representar las fiestas de Cuéllar sobre el escenario a través de sus bailes y del relato que fueron haciendo. Desde el pregón hasta la suelta pasando por el baile de rueda, el recorrido campestre y urbano del encierro y el tradicional almuerzo, fueron contando a los asistentes cómo son los festejos locales. La directora del grupo, Conchi Bayón, detalló que  este espectáculo lo pusieron en escena en Barcelona hace dos años, y como este año no habrá fiestas ellos han querido acercarlas al público de este modo.

La mesa `del tío Ratón´ con su aguardiente y decorada con los pañuelos de las cuatro peñas oficiales de la villa decoró el escenario. Abrieron su actuación  con la jota de Los Resineros, y en un recuerdo a lo que es el pregón cuellarano quisieron nombrar a sus propias corregidoras que fueron Mónica Zamarrón y Coral Gómez, dos de sus integrantes a las que quisieron reconocer así su trabajo, como enfermera y técnico de ambulancia, en primera línea durante la pandemia. Fueron momentos de emoción que dieron paso a una nueva jota La Mari Loli, para recordar la rueda previa al encierro con Las Habas Verdes y continuar con la Jota de Arroyo, la Jota de santa Lucía y la de La Niña.

El broche final, como es habitual, lo pusieron con La Polvorera y el himno de los cuellaranos el `A por ellos´ que danzaron con el pañuelo rojo al cuello y la vista puesta en las fiestas de 2022.