Andamiajes colocados sobre el muro para su consolidación. | Foto: Gabriel Gómez |

| Los trabajos pretenden reparar los problemas que presenta el edificio, para su conservación |

El ábside de la antigua iglesia de Santiago de Cuéllar ofrecerá su mejor imagen tras las obras de consolidación que ya se están acometiendo. El muro norte ha sido el punto de partida de la primera fase de las obras, que de manera urgente pretende solventar los problemas que presenta el edificio y evitar el colapso de las partes que se mantienen en pie.

La actuación trata de resolver los problemas producidos por los efectos del agua en el muro norte y el exterior del ábside y del presbiterio.

Ese muro norte es la parte, de lo que se conserva del templo, que se encuentra en una situación más precaria por su alto riesgo de degradación y una alta probabilidad de desaparición si no adoptan las medidas de reparación y conservación preventiva adecuadas. Así lo refleja el diagnóstico inicial. Los trabajos que se desarrollan tratan de consolidar las fábricas del muro en aquellos puntos en los que se encuentran degradadas, por la pérdida de sección de cal y canto, por pérdida de ladrillo tanto en zócalos como en coronaciones o por la descohesión de los morteros, lo que puede incluso llegar a afectar a la estructura.

Se decidió actuar sobre la fábrica para evitar daños irreversibles sobre el monumento y recuperar secciones perdidas en los muros, perfiles en la pilastra de ladrillo y rejuntados completos de la fábrica, especialmente en su coronación, para evitar la entrada de agua.

En el proyecto se ha optado por regularizar el muro con tapia de cal y canto y protegerlo con un alomado tradicional, que lo protegerá y puede ser fácilmente removible de cara a futuras opciones de restauración. También se realizará la limpieza de las colonizaciones biológicas, debido a las importantes disgregaciones del mortero, la presencia de algas líquenes y plantas que contribuyen a que se siga degradando.

 

Consolidación del ábside

La actuación afectará también al ábside centrándose en la eliminación de morteros de cemento y reponiendo las fábricas de cal y canto en aquellos espacios donde se hayan perdido secciones, reposiciones de ladrillo y morteros de junta para recuperar la percepción de la geometría y de las líneas de arquitectura. Al igual que en el muro, se llevará a cabo una limpieza de colonizaciones biológicas.

Se realizarán trabajos para la eliminación de ennegrecimientos situados en dos de los arquillos del cuerpo bajo el ábside, posiblemente debidos a hogueras realizadas cuando el recinto estuvo abandono. También se repondrán ladrillos y morteros de junta en aquellos espacios en los que se han perdido.

En el encuentro del ábside con el pavimento en su cara norte, se ha hallado un revocado de unos 40 centímetros con mortero, que podría ser yeso original o una reparación posterior.  En este caso, los especialistas han determinado establecer una estrategia de conservación preventiva a corto y medio plazo con el objetivo de vigilar su evolución. En el exterior del ábside, se eliminarán también colonias biológicas.

Durante las obras se realizarán tratamientos para la consolidación de los restos decorados existentes y para una próxima actuación se plantea la posibilidad de proteger las fábricas de ladrillo con guarnecidos de yeso con decoraciones.

Finalmente, las cubiertas parecen encontrarse en buen estado, aunque se aprecian tejas partidas en el alero de la cara sur, por lo que no se actuará sobre ella.

El ábside es el único elemento que se conserva de la iglesia de Santiago, con sus arquerías y casetones mudéjares, una pequeña parte de la nave lateral Sur y escasos restos del atrio; todo levantado en ladrillo. Éste se se encuentra junto al primer recinto amurallado y una de las puertas a la que da nombre.