| Por segundo año no pudo realizarse el recorrido en torno a la pradera | 

Por segundo año no fueron miles de velas las que iluminaron la pradera en el tradicional Rosario de Antorchas que precede a la festividad de la virgen de El Henar. Un acto que de nuevo se celebró en el interior del Santuario con un centenar de velas encendidas, a las que se sumaron otro medio centenar en el exterior del templo, de todas las personas que no pudieron acceder por las restricciones de aforo.

La misa que precedió al Rosario fue oficiada por Francisco Jiménez Mardomingo, vicario de Pastoral del Obispado, recientemente nombrado párroco de San Lorenzo en Segovia y quien además es el delegado el Obispo en la comisión organizadora de los actos del Año Jubilar Henarense. Jiménez se mostró encantado de participar en los actos solemnes en honor a la virgen e instó a los asistentes a meditar “sobre María como fuente de luz y de vida”. En su homilía se refirió al Santuario como “lugar santo” y detalló que la Fuente del Cirio, que se ubica donde la virgen se apareció, “es fuente de luz y de vida para los que acuden cada año”.

El vicario de pastoral manifestó que les hubiera gustado poder celebrar el Rosario de Antorchas en torno a la pradera, un rosario que dijo “fuente de luz y vida que rememora la vigilia pascual”. Apuntó que nunca lo había vivido pero había quedado impresionado “con ese mar de luz en medio de la noche” de las imágenes que le habían mostrado. “Esa imagen en tono a la pradera debe repetirse”, afirmó.

Las hermanas Carmelitas Samaritanas del Corazón de Jesús, que regentan ahora el Santuario, cantaron en la misa y los devotos fueron los encargados de guiar los misterios del Rosario.

El Rosario pudo seguirse desde el exterior del templo y también a través del canal de Youtube del Santuario.

Al concluir, y dentro del Año Jubilar, el rector, Carlos García, detalló a los asistentes cómo alcanzar la indulgencia plenaria dentro del Año Jubilar Henarense. Así dado que escuchar la misa es una de ellas quiso que algunos pudieran alcanzarla rezando un padre nuestro por las intenciones del Papa y un credo en señal de comunión de fe con la iglesia. Los actos concluyeron con el canto de la Salve.