| Una campana tubular acompañaba este año al timbal tras el cristo |

Fotos: Gabriel Gómez |

Acompañado por el sonido de un timbal y una campana tubular abandonaba el Cristo de la Encina la iglesia de San Andrés para iniciar su procesión por las calles de Cuéllar acompañado por la cofradía de la Vera Cruz. El viento y el frío marcaron el desarrollo del desfile procesional.

Antes, el cristo, a los pies del altar, había presidido la misa, oficiada por el párroco Alberto Espinosa, cuyo desarrollo estuvo acompañado por el contratenor y hermano mayor de la cofradía de la Veracruz, Sergio Caminero y el organista Jorge Luis Colino.

Las antorchas encendidas y los pasos acompasados de los cofrades acompañaron al cristo en su recorrido. Los cofrades precedieron a la imagen, mientras que detrás caminaban el párroco, los representantes municipales y miembros de todas las cofradías cuellaranas, además de numerosos fieles.

Cinco costaleros portaron la imagen por las calles del casco antiguo de Cuéllar. Desde San Andrés el recorrido continuó por la calle Rogativa y la calle Nueva hasta pasar bajo el arco de San Basilio, y dejando a un lado el Castillo continuar por la calle Palacio. Desde allí, tras atravesar el arco de San Martín, la procesión continuó por las calles Duque de Alburquerque y Morería hasta llegar a la plaza Mayor y acceder al templo de San Miguel.

La cofradía de la Vera Cruz procesionaba por tercera vez, aunque son cuatro los años que tiene de vida, siendo la más joven del municipio. Cada año trata de incorporar una novedad y este año ha sido el sonido de la campana tubular que ha acompañado al timbal que se sumó el año pasado. Ese tipo de campana se ha sumado en la última década a las bandas de cornetas y tambores y agrupaciones musicales de las cofradías.

El Cristo de la Encina, es una imagen del siglo XIII que forma parte del calvario que se conserva en la iglesia de San Andrés de la villa junto a las imágenes de la Virgen y San Juan. Se trata de un grupo artístico de gran  valor, considerado como una de las mejores obras del patrimonio de la Iglesia en Castilla y León, y que presidió la exposición de Las Edades del Hombre en Valladolid en 1988, para la que fue restaurado, y pudo también admirarse en la iglesia de San Andrés en la muestra de Las Edades que acogió la villa en 2017, `Reconciliare´.