|Texto y Fotos por Fermín de los Reyes|

Este fin de semana han tenido lugar, con gran éxito, los festejos taurinos de Aguilafuente, en honor a la Virgen de la Asunción. En una remozada y llena Plaza de Toros han dado excelente juego los novillos de la gaditana ganadería de Torrestrella, que embistieron hasta el final con gran nobleza. Seis dieron la vuelta al ruedo y el cuarto del festival del domingo fue indultado ante la petición del público. El sábado presenció la novillada el ganadero, Álvaro Domecq, a quien se dedicaron dos de sus erales. Organizó los festejos la Finca “Senda Brava”, ubicada en la Villa del Sínodo. Presidió los festejos Luis Mariano García Martín, Teniente de Alcalde, asesorado por Manuel García.

De memorable se puede tildar el festival del domingo, con cinco novillos para los matadores Matías Tejela, Julio Pedro Saavedra y Pedro Gutiérrez “El Capea”, y para los novilleros segovianos Eugenio Martín “El Mani” y Pablo Atienza.

Tras el desfile de la Reina y Damas de Honor, “El Mani”, que dedicó su astado a Saavedra, dejó buen sabor de boca con su entrega en banderillas y con la muleta, en una faena variada y técnica que culminó con pinchazo y estocada algo desprendida, lo que le valió una oreja. Le siguió Saavedra, afincado en Aguilafuente, que puso al público en pie con su dominio del capote y de la muleta; tras una gran estocada fue premiado con unas merecidas dos orejas. Sin tregua, Matías Tejela deleitó con su plasticidad y variedad con capote y muleta. La especial entrega del astado enardeció a los presentes, que solicitaron con insistencia un indulto que al final concedió el presidente, con el consiguiente premio de dos orejas y rabo para el diestro madrileño. Tras el descanso de rigor, momento en que las peñas aprovecharon para bajar al ruedo, continuó “El Capea”” que dedicó su faena a su padre, “El Niño de la Capea”. Tuvo una gran tarde el salmantino, que dominó la muleta con ambas manos con oficio. Remató con una gran estocada y descabello, que le valieron las dos orejas y el rabo. A esas alturas el público esperaba un buen final y lo tuvo de la mano de Atienza, entregado con la muleta, templado y mandando a su erial, al que mató al encuentro de una estoconazo hasta la bola. Fueron las dos últimas orejas de una tarde memorable que hizo las delicias del público.

El sábado tuvo lugar la novillada, con cuatro novillos para el gaditano Miguel Ángel Pacheco y el mexicano Luis Manuel Castellanos. Pacheco estuvo a la altura en los dos erales, con largas series de muletazos, muy buena mano izquierda, oficio y valentía. Obtuvo una oreja de cada uno de los astados, ya que la espada le hizo perder algún trofeo. No se puede decir lo mismo del mexicano, voluntarioso, pero con poca adaptación a la embestida del toro español, que estuvo por encima. El público silenció sus dos faenas.

La tarde del domingo fue una de las que hacen que el aficionado se reafirme en su apoyo a la Fiesta.