La agricultura ecológica centró la jornada organizada por Escuelas Campesinas, CAS e ISMUR en el CRA El Olmar de Olombrada. Un sistema que cada vez gana más adeptos que defienden y buscan una alimentación de calidad que a su vez garantice la sostenibilidad del sistema.
La presidenta de ISMUR, Rosa Arranz, fue la encargada de abrir la jornada recordando que ésta llegaba precedida de otras ponencias que tuvieron lugar en el Campus María Zambrano de la Universidad de Valladolid los días 22 y 23 de octubre.
Dolores Raigón, doctora Ingeniera Agrónoma y vicepresidenta de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE) fue la primera en intervenir. Definió lo ecológico como un sistema de producción alimentaria que está certificado “para darle la confianza al consumidor de que lo que le llega bajo el logo de agricultura ecológica cumple con unos parámetros”. Entre esos parámetros apuntó el uso de sustancias orgánicas para la sanidad vegetal, que los animales cumplen condiciones de sanidad animal, que no se emplean sustancias abusivas, tampoco aditivos alimentarios…
Entre los objetivos de la agricultura ecológica Raigón destacó el de la construcción y mantenimiento de la fertilidad del suelo utilizando técnicas adecuadas de cultivo y no utilizando productos tóxicos ni contaminantes que se sustituyen por el control biológico de las plagas y enfermedades. Afirmó que el modelo ecológico es un modelo de salud: salud del suelo, salud agrícola y salud del consumidor.
Módelo ecológico vs convencional
Raigón aseguró que el modelo ecológico es un modelo sostenible, frente a la insostenibilidad del convencional. Esa sostenibilidad es la que marca el futuro. Apuntó que los productos obtenidos por el modelo tradicional tienen carga química y pierden valores nutricionales, mientras que en los ecológicos no hay presencia de sustancias tóxicas y tienen altos índices de valor nutricional.
La ponente analizó los resultados de diversos estudios realizados a lo largo del tiempo que señaló reflejan “que nos estamos alimentando mal y con químicos”. Destacó que la inversión en agricultura ecológica ha sido irrisoria durante décadas pero los estudios que se han ido realizando han desvelado claras evidencias.
“Si queremos acabar con los plaguicidas no hay que prohibir su uso sino que se sinteticen en la industria”, afirmó añadiendo que en ese aspecto se avanza con cautela ya que la industria alimentaria la maneja la de los fitosanitarios, la farmaceútica y la de aditivos alimentarios. A pesar de ello se mostró optimista “la situación va a mejorar”, dijo.
Incidió sobre la pérdida del valor nutricional de los alimentos con el paso de los años, algo que reflejan los estudios. Para recuperarlo aseguró que se debe incidir en el control biológico de los suelos, respetar esos ciclos en animales y vegetales, y apostar por el consumo de proximidad que acorta las distancias para servir los productos.
Raigon completó su intervención con una parte práctica en la que quiso que los asistentes pudieran comprobar esas diferencias de calidad de los alimentos.
Por la tarde fue el turno de Carlos Askunce, coordinador de la Red de Economía Alternativa y Solidaria de Euskadi, quien habló sobre Economía solidaria para un desarrollo local alternativo y la cita se cerró con una mesa redonda sobre ‘Lo ecológico: además de bueno exitoso’ en la que junto a ambos ponentes intervinieron Juan Senovilla, productor ecológico y presidente del Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León, Luis García, hortelano ecológico, Francisco Casas, miembro del grupo de consumo de Segovia Malahierba y Marina Sancho, miembro de Brotes Compartidos.