| Fotos y texto por Eduardo Marcos *|

Recientemente, del 10 al 13 de octubre, tuve la oportunidad de visitar La Palma. Ocasionalmente, trabajo como guía fotográfico para la agencia leonesa WildWatching Spain. En esas fechas, junto a un grupo de nueve personas más y otro guía fotográfico visitamos la Isla Bonita.

Antes de nada, me gustaría aclarar que nuestro objetivo como fotógrafos, es documentar el volcán a través de fotografías. Este fenómeno tan extraordinario de la naturaleza tiene una gran belleza y plasticidad digna de ser fotografiada. Todo ello desde el más absoluto respeto y solidaridad con las personas afectadas. Sin duda, la parte negativa de este fenómeno, es el sufrimiento de algunos de los habitantes de la isla durante este largo mes en el que el volcán sigue su curso natural.

Señalar también que más o menos un 90% de la isla hace su vida de manera normal, aunque obviamente se ha visto muy afectada negativamente desde el punto de vista turístico. El miedo lleva a la búsqueda de otros destinos por parte de los turistas habituales. Pero he de decir que la isla es totalmente segura y de hecho las autoridades “invitan” a que el flujo turístico habitual siga acudiendo a la isla para que la actividad económica no cese por completo. Los restaurantes, los alojamientos, el comercio, los colegios, las empresas que no están afectadas directamente por la erupción del volcán, continúan con su actividad cotidiana.

De manera constante, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (Policía Nacional, Guardia Civil, UME) vigilan y salvaguardan la seguridad tanto dentro de las zonas de exclusión ayudando a los afectados, como fuera de la zona de exclusión impidiendo que los visitantes y curiosos puedan acceder a dichas zonas.

 

Sensaciones

He decir que, a pesar de seguir la evolución del volcán a diario a través de los medios de comunicación, hasta que no estás en el lugar, no te das cuenta de la magnitud de este fenómeno natural. Puedes tener una idea general de lo que está sucediendo, pero la percepción in situ es “sobrecogedora”. Sientes como la naturaleza habla fuerte, ruge y enseguida percibes que eres como un grano de arena en el desierto.

Nos alojamos en la capital, Santa Cruz de La Palma, donde llegamos el día 10 de octubre por la tarde. Estábamos a media hora del primer lugar desde donde se divisa ya el volcán. Cuando llegamos, solo vimos dos enormes columnas de humo que ascendía en vertical. Todavía era de día y apenas distinguíamos las explosiones verticales de lava, pero lo que no pasa desapercibido es el bronco y fuerte rugido de la `bestia´. Es lo que inicialmente más nos sorprendió e impactó. A medida que atardece, la luz ambiente se oscurece y empezamos a distinguir claramente las explosiones y fogonazos de lava de manera contante. El volcán va expulsando lava desde sus entrañas. A pesar de que estamos situados a unos 3 kilómetros de distancia, parece que lo tenemos encima. Aparece el sentimiento de “insignificancia como ser humano” ante la fuerza de la naturaleza. Aparecen también las dos caras del volcán, la belleza y la tragedia. Al mismo tiempo que admiramos la belleza del espectáculo natural, si giras la cabeza hacia el flujo de lava (algo inevitable) ves como esta avanza de manera imparable en su curso hacia el mar y arrasando todo lo que encuentra a su paso. Aparecen inevitablemente los sentimientos encontrados…

A medida que vamos entrando en la noche, la transición de colores embellece a `la bestia´. Se mezcla el naranja intenso de la lava del volcán con el fondo azul del cielo, sin duda, momentos de belleza. Pero es durante la noche cerrada cuando entras en el bucle hipnótico de contemplar y escuchar la constancia de las explosiones y expulsiones de lava. No puedes apartar la mirada y admirar este espectáculo tan sobrecogedor. Ver como avanzan los ríos de lava y escuchar como ruge la tierra con tanta fuerza de manera constante, es algo realmente impactante. Por el contrario, es desolador observar como esos ríos de lava arrasan con todo a su paso, fincas, casas, polígonos enteros y plataneras hasta llegar al mar. Sientes impotencia ante la fuerza de la Naturaleza…

También hablamos con algunos palmeros, que lógicamente no tienen la misma manera de ver las cosas que nosotros. Hablamos con ellos en la zona de la Iglesia de Tajuya, uno de los lugares donde se concentran palmeros, visitantes, medios de comunicación de todo el mundo y donde también tiene su sede el Instituto Geográfico Nacional, IGN. Nuestra mirada es de ilusión por visualizar y fotografiar el volcán y de gran respeto hacia todos los afectados. Pero la mirada de los palmeros es muy distinta, en cada zona de avance de la lava ven como esta va arrastrando alguna vena de su corazón. Piensan en sus familiares, vecinos, conocidos o no conocidos que han sido afectados por “la bestia natural”. Otra vez aparecen los sentimientos encontrados. Silencio…

Durante el resto de días, visitamos diferentes zonas desde donde fotografiar el volcán, siempre respetando las zonas de exclusión y siguiendo escrupulosamente las indicaciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad.

Asímismo, aprovechamos durante el día para hacer turismo y visitar algunos de los lugares de interés de la Isla Bonita.

Espero que este pequeño relato y las imágenes que lo acompañan ayuden y animen a la gente a visitar La Palma, ahora más que nunca se necesita la ayuda de todos, tanto la económica y solidaria que esta siendo enorme, como la presencial, visitando la isla y disfrutando de todos sus encantos.

Animo también a colaborar económicamente a través de las líneas que ha puesto en funcionamiento el Cabildo de La Palma.

* Fotógrafo especializado en paisaje |  www.eduardomarcos.es