La Cofradía del Niño de la Bola celebra este año sus 340 años de historia y lo hace con una exposición en la sala Alfonsa de la Torre que se suma a los actos tradicionales que en torno a la imagen del Niño tienen lugar cada 1 y 6 de enero con las procesiones por las calles del casco antiguo del municipio.

El profesor de Historia, Juan Carlos Llorente, fue el encargado de guiar la visita en la inauguración de la muestra, y lo será cada miércoles a las 19.30 horas hasta el  7 de enero, fecha en que se clausurará la muestra.

Llorente explicó cómo el origen de la imagen del Niño de la Bola está en la del Niño Jesús de Praga, una devoción que trajeron a España los frailes carmelitas desde la República Checa. Una imagen que según explicó llegó a Praga a través de una princesa española, Polyxena  de Lobkowicz hija de los Condes de Treviño que casó con un príncipe checo, y obsequió con la imagen en 1628 a un convento carmelita. Se cree que la imagen, que se conserva en la iglesia de Santa María de la Victoria y san Antonio de Padua de Praga, fue tallada en España en el siglo XVI y que pasaba de padres a hijos varones de la familia de los Condes de Treviño y Duques de Nájera.

“Tras muchos avatares la imagen tuvo mucha devoción y saltó a todos los países europeos”, afirmó Llorente. La imagen,  una advocación de la infancia de Jesucristo, llegó a España a principios del siglo XVII.

“La imagen de nuestro Niño Jesús de la Bola pensamos que es de mediados del siglo XVI”, apuntó Llorente añadiendo que no disponen de documentación al respecto. La imagen es venerada en la villa al menos desde 1677, según reflejan los libros de actas de la Cofradía.

Llorente recordó como en el siglo XVII a los cuellaranos les llamaban `los ajeros´ y explicó como la leyenda cuenta que fue precisamente un ajero local fue quien halló en un desván en Madrid la imagen del Niño y trayéndola a la villa la depositó en la iglesia de San Esteban con la intención de volverla a recuperar, aunque cuando volvió a recogerla era tanta la devoción a la imagen que la dejó. Detalló que se trata de una imagen barroca, de bulto redondo, que tiene una pierna avanzada y está en acción de bendecir con la mano derecha y con la izquierda sujeta la bola del mundo.

La exposición muestra también el libro de actas de la cofradía y detalla en paneles cómo ésta ha ido evolucionando. El prólogo refleja como unos regidores compraron el libro, y la primera acta data de 1679 y todas reflejan dos estamentos, por un lado representados por un regidor de los hijosdalgo y por otro el del pueblo llano. Los mayordomos, sin embargo, siempre son del estado llano, según Llorente.

La Cofradía fue aumentando contando con dos regidores de cada parte, y en 1800 se transforma de una forma clara. Una de las características de ésta es la afición familiar, lo que se muestra al repetirse los apellidos a lo largo de los años.

La última acta del libro está fechada en 1891 y recoge como las reuniones se celebraban el 2 de enero en la iglesia de San Esteban para hacer el sorteo de los puestos de los oficios al Niño de la Bola. Hasta 1912 no aparece una nueva acta, sin que se sepa qué ocurrió en esos años, por lo que consideran que en ese año hubo una refundación y ya se recogen las normas.

Entre las curiosidades Llorente señaló que las actas reflejan que se tocaban todas las campanas de la villa y que la víspera en casa del mayordomo se hacía una gran hoguera y se degustaba vino, pastas…, se daban cántaras de vino a los presos y los danzantes cobraban también en vino, aunque después ya se les daba dinero. Destacó también que el cura tenía derecho “a la taza de chocolate”.

Azucena Fraile junto al estandarte que ha reproducido. | Foto: Nuria Pascual |

 

Trajes y estandartes

La muestra dedica un apartado a los trajes del Niño entre ellos algunos de los más antiguos, y una fotografía del padre Benito de Frutos en la que puede verse una cruz ya desaparecida. También se muestran los estandartes. El más antiguo, del siglo XVIII, se encontraba en muy mal estado y ha sido recuperado con la colaboración de Azucena Fraile. Así Fraile señaló que se ha realizado una reproducción de la tela original de seda brocada con flores y tonos amarillos, azules, verdes y rojos. El original llevaba una pasamanería azul índigo con hilo de plata y borlas de madera en el bajo cierre forradas en colores tostados, marrones y amarillos. Llevaba además un forro azul de hilo muy fino y en el centro una pieza de lienzo con la imagen del niño que ha sido restaurado por la restauradora, Clara Fernández, e incorporada a la reproducción.

Fraile señaló que ese estandarte apareció en la iglesia de San Andrés y dado su mal estado decidieron reproducirle, encargando la tela, renovando las borlas de madera, afectadas por carcoma, el borlón es también nuevo y el lienzo luce restaurado. Su elaboración ha llevado un año de trabajo.

El segundo de los estandartes esta datado en 1912 y es una pieza de seda brocada en sedas naturales con la imagen del Niño en un lienzo central y una pieza de plata coronando el mástil.

El más moderno es de finales del siglo XX realizado en tela de algodón brocado con pasamanería dorada sintética y borlas de algodón, todo ello en color crudo y realizado por Luisa Herrero. En el centro lleva un lienzo con la imagen del niño imitando el primer estandarte de la Cofradía, obra del cuellarano Alfonso Rey.

No faltan en esta exposición las tejoletas, cuyo característico sonido acompaña las jotas y entradillas que se danzan en la procesión del Niño de la Bola. Llorente y Alfredo Ramos, las hicieron sonar en la apertura de la muestra en la que también se proyecta un video con imágenes de la procesión y en la reproducción de la iglesia de San Esteban de la Asociación de Belenistas se recrea la procesión a las puertas del templo con figuras de Rafael Manzanares.