La iglesia de San Pedro, templo documentado más antiguo de la villa, ha reabierto sus puertas para acoger el Restaurante San Pedro. El templo, de propiedad privada, fue fábrica de harinas, un bar y ahora se transforma en un restaurante, que según su propietario, Juan Pablo Quevedo, «intenta ser un referente en Cuéllar con un tipo de cocina distinta a la tradicional que se viene ofreciendo aquí». Así señala que el punto inicial han sido las Edades del Hombre aunque no es un proyecto para ese periodo sino más a largo plazo.
«Cocina de siempre hecha con imaginación» es lo que puede degustarse en San Pedro bajo la dirección del chef Iván Renta. El establecimiento tiene capacidad para 68 comensales en la nave principal del ábside templo que se utiliza como comedor y que se completa con 47 plazas más en la terraza de la fachada junto a la plaza de los Coches.
El establecimiento cuenta también con servicio de bar, donde pueden degustarse tapas muestra también de esa cocina imaginativa: bacalao y alcachofas en vinagreta, entre la gran variedad.
Renta asegura que su cocina mantiene lo tradicional modernizándolo, incluyendo por ejemplo el cochinillo elaborado con bajas temperaturas y aportándole jugosidad con hierbas aromáticas. Toques de cocina china, japonesa en productos como el bacalao que se elabora con un pil pil hecho con kimchi (verduras fermentadas) y pimientos del piquillo cristalizados.
Los productos de la tierra están también presentes en la carta, así puede degustarse un gazpacho de remolacha con un toque de leche de coco o unas endivias con anchoas osmotizadas con cítricos.
El nuevo restaurante supone la creación de seis empleos, cuatro fijos y dos temporales, que podrían incrementarse en función de la demanda existente.
El precio medio de una comida puede oscilar entre 28 y 32 euros, según Quevedo, que apuntó que están ahora diseñando menús.
En fechas próximas tendrá lugar la inauguración del restaurante con una cena benéfica en la que los fondos recaudados se destinarán a una ONG de la provincia.