Rocío García, interpretando con su trompeta desde la ventana de su casa. | Foto: Henar Martín |

Son muchos los integrantes de las cofradías cuellaranas los que han decorado sus balcones estos días o han hecho sonar sus instrumentos con marchas de Semana Santa recordando así las procesiones que el estado de alarma a causa de la COVID-19 ha impedido celebrar. Ayer, Viernes Santo, de manera especial sonaron marchas de Semana Santa desde las ventanas y balcones de todo el municipio.

Rocío García, de la Banda de Cornetas y Tambores de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Cuéllar, es una de esas personas que han cogido su instrumento, en su caso la trompeta, y la han hecho sonar desde la ventana de su casa tras los aplausos de las 20.00 horas. En su caso lo ha hecho Jueves y Viernes Santo y volverá a hacerlo el Domingo de Resurrección, las tres fechas en que su cofradía participaba en los desfiles.

La tradición familiar, impulsada por su abuelo materno, llevó a García a ser cofrade de el Nazareno desde pequeña, aunque fue con 8 años en un homenaje que en 2012 le hicieron al abuelo tras su fallecimiento cuando decidió que quería entrar en la banda. Añade que fueron tres los motivos que le llevaron a hacerlo: porque le gustaba la música y desde los 4 años iba a la Escuela local, en recuerdo a su “abu” y en agradecimiento a ese concierto homenaje que le hicieron.

Sus primeros compases en la banda del Nazareno los marcó con el tambor en 2013 “porque era lo que más me llamaba la atención al principio”. Así señala que tampoco estaba segura si aquello le iba a gustar y el tambor no le requirió inversión ninguna. Aquel primer año su espalda se resintió del peso del tambor tras la procesión, y ya empezó a gustarle la trompeta “me llamaba la atención cómo podían dar tantas notas con solo tres pistones”. Así, para probar comenzó con un cornetín de pistones que le prestó el profesor de la Escuela de Música y con él participó al siguiente año en las procesiones y ya el tercero participó con su propia trompeta.

A punto de cumplir 17 años, Rocío celebra su octavo año en la banda, una fecha que coincide también con el 20 aniversario de la misma.

Interpretando `Reo de Muerte´ y `Y al tercer día´ tras los aplausos del Jueves Santo comenzó su particular homenaje con las notas de su trompeta, un homenaje dedicado a su abuelo, pero también a todos los sanitarios y a los que día a día luchan y se exponen a la pandemia como dependientes de supermercados, trabajadores de residencias, de ayuda a domicilio…  Ayer, Viernes Santo, Rocío se colgó la medalla de la cofradía y volvió a salir a la ventana para interpretar `Reo de muerte´ y `La Saeta´. Además una de las piezas se la dedicó a Sergio, un vecino que celebraba su sexto cumpleaños. El Domingo de Resurrección su música volverá a oírse con `Y al tercer día´ en el mismo lugar y a la misma hora.

Cuando toca Rocío afirma que piensa “en la cofradía, en todo lo que es para mí, en todo lo que me han inculcado y todos los valores que he ganado dentro”. Manifiesta también su tristeza y dolor por la suspensión de los actos este año “es una semana muy importante para mí y para cualquier cofrade que lo vive desde dentro”, aunque se consuela en pensar que la lluvia caída estos días no les hubiera permitido desfilar de todos modos.