|Por Carlos Fraile de Benito*|

Por todos es sabido que uno de los mayores retos que tiene nuestro país tanto a corto como medio plazo es el crecimiento económico. En la actualidad el Gobierno y sus “lobbies” más afines se sirven de datos macroeconómicos para pretender vender un irreal crecimiento. Estos datos están tomados en ocasiones sobre referencias tan variables como por ejemplo nuestro principal índice de referencia bursátil (Ibex 35) que en los dos últimos años se ha revalorizado sobre un 40% superando la barrera psicológica para muchos de los 10.000 puntos. Pues bien estos datos “macro” -como decía- no tienen nada que ver con la realidad que por desgracia podemos constatar en nuestro más cercano entorno. Familiares y amigos cuya economía doméstica se ha visto drásticamente mermada debido a la bajada de salarios y aumento de los principales gastos básicos, alimentación, luz, agua e impuestos. Tras estos años de profunda crisis, considero que aún no hemos aprendido de los errores que nos llevaron a ella y estamos camino de volver a tropezar en ellos. El debate sobre el modelo productivo de nuestro país ha sido aplazado hasta una fecha perdida en él calendario, cuando esto debería ser una prioridad para todos. Las atroces cifras de desempleo son maquilladas algunos meses debido al efecto estacional de las contrataciones de determinados sectores productivos. El tirón del turismo y el ligero aumento de la actividad en la construcción tanto residencial como civil es utilizado por el Gobierno para auto engañarse y engañarnos sobre un drama del que todos somos conscientes. El empleo de sol y ladrillo es pan para hoy y hambre para mañana como se ha demostrado, por tanto mientras no tengamos un modelo productivo claro y sostenible en el largo plazo nuestro país sufrirá con mayor o menor virulencia los efectos de cualquier tormenta económica desatada dentro o fuera de nuestras fronteras por pequeña que esta sea. Otro aspecto fundamental es el pago de la deuda, nuestro país el próximo año tendrá que hacer frente al vencimiento de 155.000 millones de euros de deuda pública y el propio gobierno en su presupuesto para 2015 ha considerado que el endeudamiento será superior al 100% de PIB, cuando a comienzos de la legislatura (2011) esta cifra no representaba ni el 70% del PIB. Pero esto no acaba aquí, ya que desde el Tesoro Público se tiene previsto emitir el próximo año 242.000 millones de euros de deuda para hacer frente a los vencimientos de 2015 y las necesidades de endeudamiento real. Está claro que tenemos una gran necesidad de endeudamiento hasta que la economía mejore, no hay que olvidar que nuestras necesidades de financiación sirven para hacer frente a diversas partidas de gastos como puedan ser el mantenimiento de los médicos que nos atienden en los centros de salud o los profesores de los colegios de nuestros hermanos e hijos. Por tanto, cualquier atisbo de impago de la deuda, provocará una gran alarma entre nuestros acreedores, restringiendo y endureciendo estos, las condiciones en las que nos financiamos como país, pero no será menor el daño que se hará a las ya de por si costosas, cuando no imposibles fuentes de financiación de nuestras pymes y autónomos que son uno de los grandes pilares sobre los que se sustenta la economía española. Si esto sucediese estaríamos ante un escenario de vuelta a empezar tras ocho años de crisis en los que muchos ciudadanos lo han pasado y lo están pasando realmente mal. Es hora de empezar a trabajar y sacar provecho al gran capital humano que poseemos y entre todos aportar soluciones reales y consecuentes con la época que nos ha tocado vivir, es responsabilidad de todos, y entre todos estoy seguro saldremos adelante.

* Secretario General del P.S.O.E. en Cuéllar