Aunque vive en Madrid desde los siete meses de edad, Noé Quintanilla, se siente cuellarano “cuellarano al máximo”, como el mismo dice. Por ello le satisface mucho mostrar a sus paisanos parte de su colección de obras de arte, y lo hace en el centro Las Tenerías hasta el jueves 28 de agosto. “Para mi es una auténtica satisfacción, porque cuando se tiene una cosa y no se comparte, es como si no se tuviese”, afirmó.
Quintanilla ha acercado a la villa obras de temática variada desde pintura oriental, a su juicio poco conocida en el municipio pero muy interesante, “porque es de la escuela de Rajastán, que es un estado de la India, y es de la poca pintura islámica, porque en el Islam la figura no se puede representar, pero la India es un poco particular, y en el estado de Rajastán la pintura viene de la dinastía Mongol y es bastante interesante”, explicó señalando que esta pintura es sobre seda; hasta dibujos de Félix de Noir, diseñador francés del siglo XIX. Pequeños bocetos religiosos, dibujos de Darío Carmona, autor muy reconocido durante la República, según apuntó, y otros estilos variados como un dibujo de un pintor Filipino, una pieza de Camille Corot, un San Pablo del pintor malagueño Jaraba, dibujos sobre papel de arroz de la dinastía Ming, ilustraciones y obras de temática taurina “los cuellaranos somos muy aficionados”, afirmó.
Quintanilla manifestó que lo que expone en Tenerías “es una pequeña muestra de mi colección particular”, en la que indicó que también cuenta con mucho arte africano.
El arte es una afición, muy alejada de su profesión dedicada a las máquinas de vending, “no me dedico profesionalmente al arte, me dedico a algo que no me gusta pero que me ha servido para ganar dinero y comprar esto”, aseguró.
Esta es la segunda exposición que realiza en la villa, la primera tuvo pudo verse en el Restaurante San Francisco, y allí mostró litografías de la revista La Lidia, del siglo XIX, y carteles taurinos sobre seda también del siglo XIX de corridas de beneficencia.
Para Quintanilla fue difícil quedarse con su favorita entre todas las obras expuestas, aunque finalmente se decantó por el San Pablo a carboncillo “porque además lo he tenido en casa y además es que me parece tan real, parece que va a salir, es un carboncillo magnífico”.
Ha forjado su colección a lo largo de los años y muchas de las obras las ha adquirido en El Rastro de Madrid, del que se declara gran aficionado, hasta el punto de que llegó a tener allí una tienda “y cuando tienes tienda es como si entrases dentro de esa cofradía”; el resto ha ido comprándolas en subastas, tiendas de antigüedades. “Cuando eres aficionado a una cosa te buscas la ocasión, y si sales al extranjero parece que te llama la atención ir a ver donde hay. Siempre estás pendiente, es una afición”, señaló. Una afición, la de la pintura, en la que reconoce haber hecho sus “pinitos”, pero poco más.
La exposición puede visitarse hasta el 28 de agosto de martes a domingo de 12.00 a 14.00 y de 19.00 a 21.00 horas.