Parque de la Huerta del Duque. | Foto: Gabriel Gómez |

| Por Pablo Quevedo Senovilla |

Cuéllar tiene en el parque de la Huerta del Duque su pulmón verde, un oasis de vida y frescor donde aplacar, sobre todo, los rigores del verano.

Soy un paseante asiduo de este entorno y me considero muy observador en cuanto a la naturaleza se refiere, pues me maravillo fijándome en todas y cada una de las especies tanto de flora como de fauna que habitan en este lugar.

El Parque del Duque, que es como lo denominamos los paseantes habituales, es un lugar céntrico de esta villa, en el que poder disfrutar con los amigos los días de calor de momentos apacibles y agradables, mientras paseamos entre pajarillos y plantas que lo convierten en un lugar privilegiado.

Lamentablemente, también observamos plásticos y papeles, pues no faltan las personas que tiran estos desperdicios al suelo en lugar de utilizar las papeleras, afeando con ello este placentero espacio natural.

El parque cuenta con unas fuentecillas de manantiales donde los pajarillos se posan para saciar su sed.

Con gran sorpresa, al pasar por delante de estas fuentecillas y regatillos por los que fluye el agua cristalina, hemos observado unas varitas impregnadas de una especie de pegamento cola, donde los pajarillos quedan atrapados al posarse para beber.

Creo que esta forma de caza de pajarillos insectívoros debiera estar más vigilada por la autoridad competente y que no se debería permitir su práctica, puesto que estos animalillos no hacen ningún daño.

Al contrario, la presencia de las aves ofrece un gran beneficio, al protegernos de las picaduras de los insectos de los que se alimentan, haciéndolos desaparecer del medio que nos rodea.

Protección, amparo, cariño y respeto absoluto es lo que estos pájaros merecen, para que puedan criar en libertad y hacer más agradable el ambiente natural y el medio en el que vivimos.