| Fotos: Gabriel Gómez Galicia |

Las tradicionales patatas con carne sirvieron un año más de colofón a las fiestas en honor a la Virgen de la Palma que celebra el barrio de El Salvador de Cuéllar. Junto a la procesión, son los actos más populares de estas fiestas, pero no los únicos. Como ejemplo, la degustación de sopas de ajo celebrada el lunes fue todo un éxito de asistencia, hasta el punto de que los organizadores se quedaron sin existencias.

El atrio de la iglesia del barrio acogió la pelada de patatas desde primera hora de la tarde y la posterior elaboración del guiso, una labor realizada por las vecinas y vecinos del barrio. Para el cocinado utilizaron 400 kilos de patatas donadas por la Cooperativa Glus I, 76 kilos de carne, 30 kilos de cebollas, 30 kilos de pimientos verdes y rojos, 30 kilos de tomates, 15 kilos de ajos, 13 litros de aceite, además de otros aderezos como hojas de laurel, 2,5 kilos de pimentón y sal.

La novedad este año fue el cocinero ya que se hizo cargo de esta labor Fernando Quevedo, vecino del barrio y cocinero de profesión, aunque ya jubilado tras más de 50 años trabajando en las cocinas de hoteles y restaurantes. Tiene su residencia establecida en Palma de Mallorca, aunque cada año regresa a su pueblo natal para pasar unos días. Otros años volvía por las fiestas de la villa, y este año, tras más de 40 sin vivirlas, se ha decidido por acudir a las fiestas de El Henarillo de su barrio.

Antes de las 22.00 horas comenzaron a servirse las patatas que se acompañaban de pan y vino. Los comensales portaban sus platos, recipientes y cucharas para la degustación. La mayoría optaron por comerlas en grupo con sus amigos y familiares en las mesas habilitadas en el atrio de la iglesia o en sus viviendas o merenderos. La cola para recoger las patatas fue larga y el reparto se prolongó durante más de hora y media.

La vigésimo primera Concentración de Dulzaina y Tamboril amenizó la elaboración y recorrió las calles del barrio en esa jornada final de las fiestas.