Llorente junto a la diputada de Turismo y la concejala cuellarana del área.

| Juan Carlos Llorente detalló esta tradición de los días 1 y 6 de enero |

Este fin de semana se celebraba en Valladolid la Feria de Turismo de Interior, INTUR, en la que Cuéllar participó de la mano de Prodestur, el organismo de Turismo de la Diputación Provincial. La villa presentó diferentes propuestas turísticas, culturales y deportivas. Entre ellas la tradicional procesión del Niño de la Bola que se celebra cada 1 y 6 de enero.

El profesor de Historia Juan Carlos Llorente fue el encargado de llevar a cabo la presentación, acompañado por la concejala de Turismo, Maite Sánchez, y la diputada del área, Magdalena Rodríguez.

En su presentación, Llorente relató como para muchos cuellaranos la Navidad no sería lo mismo sin los actos en honor al Niño de la Bola. Una tradición que se fraguó hace siglos y ha pasado al acervo cultural de la villa.

La historia comenzó en el siglo XVII. El libro de actas que se conserva en el archivo parroquial se inicia en el año 1679 y se cierra en 1891. Se desconoce qué ocurrió hasta 1912, fecha en la que se inicia otro libro hasta 1949; el siguiente libro va desde 1950 hasta la actualidad. No se conserva el libro fundacional, por lo que la Cofradía podría ser anterior a 1679. La Cofradía lleva el nombre del “Dulce nombre de Jesús”.

La propia talla del Niño Jesús es típicamente barroca y fechable en el siglo XVII. Aunque es de bulto redondo, se le viste con ropillas de tipo dieciochesco. Es procesionado en unas andas doradas que han sido restauradas recientemente y datan de finales del siglo XVII o principios del XVIII.

 

Recorrido

El recorrido de las dos procesiones de los días 1 y 6 de enero y su horario han variado con los años. Sobre todo, ha variado la entrada y salida de la procesión que tradicionalmente se realizaba desde la iglesia de San Estaban y ahora se realiza desde la de San Miguel, donde también se realizan los cultos y se conserva la imagen.

Durante el recorrido procesional, se desgranan danzas muy antiguas, al son de la dulzaina y el tamboril, algunas propias de esta procesión. Parada obligada es la iglesia de San Esteban donde se entona el villancico al Niño de la Bola, junto a otros tradicionales.

Todos los años, de forma voluntaria, organiza los actos (eucaristía, refrescos, procesiones) un mayordomo, bajo la presidencia del párroco de la villa. A la cofradía puede pertenecer cualquier persona, así como ostentar el cargo de mayordomo, que según es costumbre, la representación se suele delegar en los niños.

A la presentación se sumó una demostración de las tejonetas, castañuelas típicas, que se tocan durante la procesión. Llorente hizo una demostración de cómo deben cogerse y hacerse sonar, a la que se sumó la diputada. Los asistentes y curiosos admiraro la gran destreza de Llorente al tocarlas.