|Por Gustavo Gómez |

Ni  Juan Carlos Gómez Perlado ni Rebeca Minguela ni muchos otros cientos de cuellaranos y cuellaranas seríamos lo que somos si no tuviéramos un pueblo donde volver cada final de agosto. A Cuéllar, a los Toros. Que no por tópico es menos cierto: que los de aquí somos muy de sacar pecho de todo lo nuestro y más, ahora con distinción internacional incluida, de nuestros Encierros. Además, por si fuera poco, deseamos compartir villa con hijos, familia, amigos de todas latitudes, etc.

Y, oye, que Cuéllar gusta. Y mucho. Pero, la gran pregunta: además de Toros, ¿qué es Cuéllar?

Para mí, son todas las personas que consiguen que el pueblo siga latiendo durante todo el año. No olvidemos que estamos en la “España vacía”, en una región gravemente amenazada por la demotanasia. Miedo da pensar en un futuro a 30 ó 40 años.

Sin embargo, la despoblación aún no ha afectado en demasía a Cuéllar. Las cifras así lo demuestran. Lo normal es que, a medida que hay menos gente, la pujanza social disminuya. Y cierto es que hay síntomas preocupantes: comercios cerrados, patrimonio artístico abandonado, empleo poco cualificado, etc.

Sin embargo, resulta increíble la capacidad de invención que tienen las gentes de Cuéllar. Pero, oiga, las gentes que permanecen aquí durante todo el año, con la motivación necesaria para crear acontecimientos: desde el mercado medieval maravilloso que este año hasta ha sumado la recreación de una boda real hasta las actividades que organiza la dinámica asociación de vecinos de La Cuesta y El Salvador. Actividades sociales, culturales, deportivas, formativas y de todo tipo, unas con mayor tirón popular y otras con menos pero que, en todo caso, merecen el máximo reconocimiento. Sólo el que ha participado en la organización de un evento, por pequeño que sea, sabe de la exigencia que requiere.

Por eso, por permitir que Cuéllar siga siendo un lugar del que estar orgulloso, muchas gracias a todas las personas que durante los meses que no son agosto activan y dinamizan el pueblo. Gracias a su constancia y tesón, por permitir que uno siga teniendo ganas de regresar también cuando no son Toros. Si los que vivimos fuera seguimos presumiendo de cuna es gracias a vosotros. Y si pregoneros de la talla de Perlado y Minguela se sienten tan orgullosos de pregonar nuestras fiestas también se debe a que vosotros hacéis posible que ellos quieran seguir regresando. Regresando de cuerpo, eso sí, porque de alma los cuellaranos nunca nos vamos del todo. Y no te digo cuando llega el momento cumbre del año, cuando las voces de los de fuera, de los de aquí y de los que se estrenan en Toros se suman en un único grito. Cuellaranos todos: ¡¡A por ellos!!