| Por Francisco Salamanca  ||  Fotos: Gabriel Gómez |

Cuarta de feria. Se celebró la corrida de rejones aplazada por la lluvia el lunes 26 de agosto. Con más de media entrada, se lidió un encierro de la ganadería de Hermanos Sánchez Herrero de buena planta, excesivamente arreglados, encastados y que dieron la cara. Bravos el  segundo y el sexto; se rajo el quinto.

Pablo Hermoso de Mendoza, saludos desde el tercio y algunos aplausos con pitos; Lea Vicens, saludos desde el tercio y oreja; Guillermo Hermoso de Mendoza, saludos desde el tercio y dos orejas, salió por la Puerta Grande.

Pablo Hermoso de Mendoza en su primero destacó con Ilusión, un cruzado lusitano, con el que puso tres palos al estribo extraordinarios, toreando a la grupa y arrancando el aplauso del público. Con el toro más parado, se lució apurando con las cortas sobre Alabama, un lusitano de capa albina, con el que mató de estocada trasera y baja, obteniendo el aplauso del público.

Con el cuarto, un toro alto, muy montado y distraído en la lidia tuvo que pisar terrenos muy comprometidos, dos palos de correcta ejecución con Berlín  y sobresaliente en otros dos con Januca, un bayo lusitano poderosos en la cara del toro. Con el de muerte, un sainete inesperado e inaceptable para la categoría del de Estella.

Lea Vicens disfrutó del mejor lote de la tarde. En su primero, emplazado de salida, un toro bravo que tuvo fijeza, movilidad y fondo, destacó con dos banderillas de correcta ejecución con Diluvio, un luso-árabe con mucho poder, bajando el tono al clavar otros dos palos a la grupa y salirse de la suerte en la ejecución de otros dos palos al quiebro con Bazuka. Otras dos, tres  cortas con Cleopatra, faena pasada que desluce el final de la lidia que remata con un rejón trasero que obliga a rodar a los peones y varios descabellos. Aplausos y saludo.

Con el quinto, un colorado que fue bueno hasta el último tercio, cuando se rajo, pasó algo parecido en cuanto a la longitud de la faena y cantidad de metal sobre el morrillo. No obstante la amazona de Nimes se lucio con Guitarra, baya cruzada de extraordinaria movilidad y templanza ante el toro y clavo al estribo y de frente con Diluvio, destacando en tres banderillas con Bético, un caballo negro del hierro de Peralta. Tras dos rejones de muerte y un descabello, obtuvo una oreja generosa de parte del respetable.

Guillermo Hermoso de Mendoza tuvo el lote más desigual. Con su parado primero, el tercero de la tarde, logró el aplauso del tendido en pares de buena ejecución con Brindis y Januca, elevando el tono con las cortas en encuentros muy ajustados con Pirata, un tordo de sangre azteca, brillante. Rejón trasero que precisa del descabello, aplausos y saludo desde el tercio.

Con el sexto, el más terciado, pero que no paró de embestir, Guillermo se lució en todos los tercios, con Barrabás, un castaño cruzado de lusitano en el primero, con Arsenio, un tordo lusitano que parece de goma en el segundo, sobresaliendo en un par de exquisita ejecución. Volvió con Pirata en el último tercio, cuando la faena estaba hecha, dos rosas ajustadas, pinchazo, rejón caído que tumba al toro, fuerte petición y dos orejas. Puerta Grande.

Los de Aldeanueva fueron buenos para los caballos, pero cuando les ofrecían el capote los peones, arrastraban el morro por el albero y se desplazaban largo, muy largo. Y es que este encaste fue el preferido de las llamadas figuras del toreo, no hace mucho.