Por Isaías Rodrigo Criado, PACHE.

 

Al parecer, data de cuando los moros estuvieron por estas tierras, de ahí toma su nombre. Yo la he conocido bien, porque vivía en la calle Solana Alta que es de donde parte ésta y para concluir en la Plaza Mayor. Me trae buenos recuerdos de mi infancia, tenía una fuente con su pilón donde los chicos alguna vez sin querer nos bañábamos al ir a beber agua.

La fuente tenía un agua buenísima, que abastecía al barrio de San Esteban y a parte del barrio de San Martín, pero tenía un caño en tan mala postura que era raro el día que algún chico o chica no se caía de cabeza al pilón.

Esta calle tuvo un pavimento de empedrado hasta los años 50 del siglo XX Esta calle tuvo un pavimento de empedrado hasta los años 50 del siglo XX, tenía una acera por la derecha en sentido descendente y por el centro tenía unos escalones bajitos cada cuatro metros más o menos y estaba tan poblada de vecinos que hoy en día no se parece en nada a lo que era entonces.

Bajando, por la derecha vivían, como yo lo conocí, el señor Clemente, el tío Chicharra, que tenía un hijo llamado Francisco, la señora Piedad, viuda de un funcionario, tenía también un hijo, Félix, y la famosa Isabel la (Leles). Ésta como en su casa escaseaban los alimentos, y ella se dio cuenta que visitando ciertas casas a la hora de comer, pues como es normal solo por educación la invitaban a comer, y en la casa decían “anda por un cubierto para la Leles”, y ella decía “no se molesten que tengo yo aquí uno”, iba prevenida. En la siguiente casa vivía la tía Rufa, o señora Braulia, siempre la conocí viuda, tenía una hija Adela, muy moderna, que estaba en Madrid y un hijo, Emilio, que vivía en Segovia; seguía la casa de los Morales, en esta eran muchos: Antonio, Mariano, Pedro, Felisa, Isaura, Angelita, Elisa, y en el mismo edificio, vivió un tal Juan Valero, mecánico de la casa Galo Álvarez que tenía dos hijos Antonio, y Aurelio. Junto a la fuente vivió, muchos años el señor Hilario( Tío Pepino,) sus hijos eran: Jesusa, La Ita, la Felisa y Félix, éstos tenían un pequeño negocio de asar castañas en invierno y en verano helados, y caramelos. Pegando a la fuente pues el pilón estaba corrido por la fachada, vivía el Zapatero Nemesio, Cleto con su mujer señora Máxima, que tenía una pequeña tienda y dos hijos Severino y Felisa; en la siguiente casa la Tía Polola, Anastasia tenía siete hijos: Lorenzo, Ángel, Alfonsa, Ramona, Santos, Luciano y Emilia, vendía verduras y hortalizas; más abajo la señora Mereja que tenía una hija: Henar, y una pequeña pensión donde estaban alojados los curas Don Leonardo, Don Eusebio, y Don Juan, y otros más que pasaron por la parroquia, en los bajos estuvo la pescadería de la tía Tirita, señora Juliana, luego está la casa de la familia Ayala, y parte de la cárcel judicial.

En sentido ascendente estaba Doña Irene que tenía dos hijas Angelines y Pilar era modista y tenía varias jóvenes cosiendo, en el taller, en el mismo edificio, vivía doña Concha, seguido vivía el señor Mariano Blanco Núñez, que tenía un comercio de ultramarinos, y carne de cerdo, después(los Cordeleros,) Mariano, Donato Felipe y Paula, seguidamente unas señoras que no supe nunca si eran solteronas o viudas, dos hermanas Arrietas, siempre vestidas de negro, más arriba Román Yuste (Tío Imprentero ), eran Román, Mariano , Isabel, Petra, María y Clotilde, continuaba la calle con el señor Octavio el sastre, sus hijos eran Lourdes, Juan José, Luis, Adela, Ascensión, y Luisa, la casa del señor Martín (Tinta Fina ) tenía varios vecinos, vivía él que era albañil, con sus cuatro hijos Mariano, Jesús, Lucía y Carmen, doña Paz, viuda de funcionario,y sus dos hijos Pablo y Sofía, Mariano Gutiérrez (Repleto) que era sastre y padre de Luzgerio ( Geniete), María, José, y Fernando, había 21 chicos menores de catorce años en la calle.

Todos estos chicos de la Morería en aquellos años de mi niñez, salíamos juntos con los de la calle Duque de Alburquerque, que era los Chaparrillas: Félix, Pedro, Lorenzo, y Cecilio, los Mosca: Gregorio, Jesús y Alfredo, Los Seisdedos: María y Doro, Los Pelucos: Alejandro, Félix y Lola, y Los Pepinos: María, Nicolasa y Doroteo, las Pelufas: Josefina y Felipa, y los Ladis: Jesús y Pedro, Los Cerros: dos hermanas de la calle Solana Alta, Los Quizás: Pablo, Pedro y Simona y mis hermanos Basilia, María e Isaías. Salíamos a jugar juntos y en buena armonía, en total éramos 46, todos los días que hacia bueno, en primavera y verano por la noche hasta que nos llamaban para cenar, se jugaba todos juntos sin reparar si eran chicos o chicas. Hacíamos capeas y novilladas, con sus manolas y sus encierros, contábamos cuentos y se jugaba al corro de las patatas, a la pajar pinta, al escondite, hacíamos bodas de casar una con otro, que después en la vida real nadie se caso con nadie del barrio, las chicas jugaban a las casitas que hacían una cocina con una caja de cartón, y los chichos al peón, o a las buenas vallas, y a pario, las canicas, la comba…

Qué bonito era ver a los chicos jugando por la calle y como se lo pasaban sin faltar a nadie y con respeto a los mayores, que cuando pasaban nos parábamos para que no se hiciera ningún daño a nadie. Como digo las chicas hacían sus juguetes como muñecas de trapos, y los chicos las castañuelas y carros de rodamiento, y balones de trapos para jugar al fútbol.

En los inviernos cuando nevaba, en la calle del Duque de Alburquerque, como era una calle peatonal por su empedrado que tenia baches y desmontes y es tan pendiente desde el Arco de San Martín, hacíamos una bola de nieve tan grande como se podía hasta llegar a la Morería, y parábamos, allí.

Por esta calle sigue pasando la procesión del Niño de la Bola desde tiempo inmemorial, y con todo lo malo que era el pavimento, los danzantes bailaban igual que lo hacen hoy. También se tuvo que suspender la procesión alguna vez y desviarla a la calle del Colegio por el hielo y la nieve que tenia.

Por allí también subieron los ajusticiados a lomos de unos burros, cuando iban al patíbulo que estaba preparado en la plaza del ferial, junto al Castillo, a ejecutar la sentencia que fue impuesta por el crimen de dos guardias civiles en 1874 en la taberna que había en la Plaza Mayor que era dueño el señor Gregorio y allí el día 2 de febrero fueron muertos en tiempos de los carlistas.

Esta calle es el camino más corto para llegar al Castillo-Palacio, así se hacía cuando eran las ferias de ganado y el personal subía y bajaba por aquí hasta el ferial el jueves de feria.

También ésta fue una de las primera vías que disfrutó de alcantarilla pues antes el agua de la fuente corría por encima del empedrado con el nombre del Arroyo de la Morería, donde se vertían las aguas sucias por los vecinos, luego con el alcantarillado tenia al principio de la calle una losa de piedra de unos noventa centímetros cuadrados con cinco agujeros por donde los vecinos de la calle del Duque de Alburquerque, el que no tenia corral allí vertía las aguas sucias todos los días.