| Fotos: Gabriel Gómez |

El barrio de San Andrés volvió a acoger ayer, sábado, la celebración de la festividad de Las Candelas datada ya en la villa a finales del siglo XIX o principios del XX. Fernando Parra actuó como mayordomo de la Cofradía de las Candelas, encargada de la organización de los actos y de lograr que esta tradición perdure.

La iglesia de San Andrés acogió los primeros compases de la celebración, que tuvieron lugar en el interior del templo, donde el párroco pronunció unas palabras de bienvenida. También se realizó el encendido de las candelas que los cofrades y asistentes portaron después en la procesión. Antes de salir del templo con la imagen portada en andas los cofrades realizaron la ofrenda a la imagen de los dos pichones y la tarta.

El sonido de la dulzaina y el tamboril del grupo Marchamo acompañaron la procesión, que discurrió hasta la plaza de San Andrés para volver después por las calles del barrio al templo, donde se ofició la eucaristía. Es precisamente durante la misa cuando se produjo uno de los actos más representativos de esta celebración el conocido como `rodillín´ en el que los cofrades con la virgen en andas se sitúan frente al altar y tradicionalmente realizaban genuflexiones, aunque ahora se limitan a bajar la imagen y subirla al ritmo que marca uno de los hermanos.

Según el historiador local Juan Carlos Llorente, esta tradición de Las Candelas está muy cercana a la historia de la virgen María y del Niño Jesús que se sometieron a la ley de Moisés “que requería que una mujer que hubiera dado a luz, a los cuarenta días tenía que presentarse en el templo de Jerusalén a hacer una ofrenda que significaba la purificación del hecho en sí de haber sido madre”.

Tras la misa, los cofrades y asistentes a los actos disfrutaron de un refresco ofrecido por la cofradía en el centro parroquial.