| La paella popular congregó a unas 800 personas |


| Fotos: Gabriel Gómez |

El barrio de San Gil celebró el pasado fin de semana su fiesta anual. Este año la meteorología se mostró benévola y no obligó a suspender ni modificar ninguna actividad prevista. Por el contrario favoreció la asistencia de numeroso público, especialmente durante el domingo atraído por el chateo popular y la paella.

La Asociación de Vecinos Barrio de San Gil organizó un año más la fiesta del barrio –con la colaboración del Ayuntamiento de Cuéllar– con un programa variado en el que actividades como la rotura de pucheros, la Carrera de la Familia o la paella popular se mantienen por su gran aceptación. Pero la programación no solo recogió actividades de ocio, sino también deportivas y culturales.

Los actos dieron comienzo el viernes por la tarde con la actuación del grupo vallisoletano Mutis y su obra de teatro infantil La caja de los sueños en el patio del colegio. Y por la noche, con la actuación de discomóvil de NereDJ. El sábado empezzó con deporte, con sendos torneos de baloncesto y fútbol sala en las canchas del parque del cordel de Aldeonsancho y del colegio. Y a media mañana la gastronomía tomó protagonismo con el V Concurso de Tortillas de Patatas, que premió a las que a juicio del jurado fueron la mejor, la más grande y la más innovadora. Una vez finalizada la labor del jurado, los asistentes pudieron probar las tortillas presentadas. Después llegó el turno del chateo popular por los bares y restaurantes del barrio.

El sábado por la tarde concentró dos actividades infantiles con mucha participación y animación. La primera, «A romper el puchero», en la que cada niño participante intentaba –con los ojos vendados con un pañuelo y un palo como herramienta– hacerse con el botín que hay en los pucheros de barro colgados de una soga. Pucheros que, de vez en cuando, «evitan» los golpes. La segunda, un encierro con toros de carretón a cargo de Flau & Cía. Y por la noche, el grupo Jimeno’s Band consiguió desquitarse del concierto del año pasado que se vio truncado por la lluvia.

La primera actividad del domingo fue la Carrera de la Familia, que cumplía su octava edición y en la que participaron más de treinta familias con un total de 156 miembros de todas las edades. El chateo estuvo animado por la charanga Flau & Cía y se convirtió en el aperitivo de la paellada popular. Una paella de la que se repartieron 790 raciones. Este es sin duda uno de los momentos que más gente atrae cada año. A ella acuden no solo vecinos del barrio sino también exvecinos, amigos y familiares de otros barrios y localidades para comer juntos en las mesas dispuestas por las calles –cuando el tiempo lo permite– o en cocheras, casas y bodegas particulares. Y es cada año el punto final a la fiesta del barrio.